Capítulo 45

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Narra Harry

El próximo concierto que daríamos sería en la capital de España, así que como teníamos un par de días libres antes del concierto y Barcelona estaba sólo a unas cuantas horas de Madrid, pedimos a los managers ir unos días antes y sorprendentemente accedieron.

Ahora nos encontrábamos en el jet privado, yendo hacia Barcelona. No sabía los demás, pero yo estaba completamente histérico. Iba a conocer a la familia de mi novia por primera vez en persona y lo más importante, iba a conocer a su estremecedor padre.

Dios mío, ese hombre me aterraba. Su forma amenazante de observarme, su gruesa e imponente voz, su gran musculatura. Juro que casi me hice mis necesidades encima cuando lo llamé para decirle que iba pedirle a su hija que fuera mi novia.

Además Liam me había contado que tenía una escopeta y que siempre la usaba para espantar a los novios, principalmente a los de su hija pequeña, o sea Eli. Y que yo fuese el novio actual de ella, no me ayudaba a tranquilizarme.

Los chicos no dejaban de bromear y de burlarse de mi nerviosismo, pero ellos no lo entendían. Iba a conocer a Billy Gomez, el hombre que protagonizaba mis peores pesadillas.

«Exagerado» se burló mi subconsciente.

Bueno, tal vez sí que estaba exagerando un poco, pero era mi suegro y tenía una jodida escopeta. Eso era razón suficiente para morir de un infarto.

Y más si íbamos a dormir estos días en casa de Eli y su familia.

Cómo queríamos pasar lo más desapercibidos posibles, estuvimos de acuerdo en que Liam llamara al padre de Eli y le pidiera si nos podríamos quedar a dormir en su casa. Billy aceptó encantado, pero puso una condición: yo no podía dormir con mi princesa.

Estupendo, ¿verdad?

Pues a mí no me hacía ni pizca de gracia.

En fin, durante el trayecto los chicos decidieron que primero dejaríamos las maletas en casa de Billy y luego le daríamos la sorpresa a Eli, yendo a visitarla a su trabajo. Pero yo me negaba rotundamente a ir a conocer a su familia sin ella, así que llegamos a un acuerdo. Ellos serían los que dejarían las maletas, incluida la mía, y yo iría a buscar a mi princesa al trabajo. A fin de cuentas, su novio era yo, así que era yo quién debía darle la sorpresa.

Sin embargo había un problema. No tenía ni la mínima idea de dónde se encontraba la peluquería donde trabajaba Eli y aunque lo supiera, tampoco sabría llegar hasta ella, ya que en primer lugar, no conocía las calles de Barcelona y en segundo lugar, no tenía coche.

Liam tampoco sabía dónde se encontraba el local, así que como él tenía el número de la mejor amiga pelirroja de Eli, me lo dio y me dijo que le pidiera ayuda a ella. Estuve un poco reacio a llamarla, pues no la conocía mucho, sólo habíamos hablado unas pocas veces por video-llamada. Pero quería sorprender a mi princesa y necesitaba ayuda, así que cedí a llamarla.

Un poco tímido, le expliqué cual era mi plan y le pedí que me llevara a la peluquería. Ella accedió encantada.

Media hora más tarde ya me encontraba en el asiento del copiloto del coche de Tamara, yendo hacia el trabajo de mi novia. Me resultaba un poco extraño estar sentado en la parte derecha sin ser yo quién condujera, ya que en Inglaterra los volantes se encontraban en el lado opuesto que en España.

- Debo avisarte de una cosa Harry- musitó Tamara luego de unos cuantos minutos en un incómodo silencio. Salí de mi trance y dirigí mi vista hacia ella.

- Está bien...- murmuré cauteloso. ¿Avisarme de qué? ¿A caso ella también tenía una escopeta? No, por favor.

- Marca territorio- espetó sin apartar la vista de la carretera. Fruncí el ceño y la miré desconcertado.

Mi príncipe azul |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora