Capítulo 2

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Cuando salí de casa, visualicé enseguida el coche de mi mejor amiga aparcado frente a mi jardín. En el asiento del conductor y con un vestido veraniego bien corto, se encontraba Tamara. Y acomodada a su lado, estaba mi otra mejor amiga, Ming.

- Ya era hora, morenita. Pensaba que me moriría aquí dentro- dramatizó Tamara cuando me acerqué al vehículo. Rodé los ojos. Tamara jamás se mordía le lengua.

Ella era una chica muy alegre y muy extrovertida. No tenía ningún problema en decirte lo que pensaba (aunque fuese malo) y siempre que veía un chico guapo, perdía el norte. Su mente, como la de cualquier otro adolescente, no hacía otra cosa más que pensar en sexo y digamos que al instituto no iba para estudiar precisamente...

Pero ella siempre se excusaba con la misma frase:

-"Las pelirrojas somos unas putas y no tenemos remedio. Fíjate en "Pretty Woman""- y si no tuviera razón, le hubiese seguido reprochando su comportamiento hasta el fin de los tiempos.

A la pelirroja le pirraba la moda y según ella, cuando terminase el instituto, iría a vivir a Nueva York para conseguir hacer realidad su sueño; tener su propia línea de ropa. Pero todo el mundo sabía que Tamara era incapaz de abandonar España y dejar su madre y a su abuela sola. Tamara, muy en el fondo, era una gran chica.

Y por otro lado estaba Ming. La adolescente asiática de pelo rubio era todo lo contrario a Tamara. Ming era una chica muy trabajadora y eficiente. En el instituto sacaba todo sobresaliente y trabajaba en dos empleos diferentes para poder tener un fondo económico para cuando fuera a la universidad. Ella era una chica tranquila, pocas veces se enojaba. Hasta podría decirse que si tú no le preguntabas nada a ella, Ming podía pasarse todo el día entero sin soltar una sola palabra y seguiría feliz.

No salía mucho de fiesta, ella prefería quedarse en casa viendo una película o leyendo uno de sus tanto libros. Precisamente, ella fue quién me adentró en el mundo de Shakespeare y sus novelas. Además, la pobre era muy previsible. Cuando no estaba en el instituto, en la biblioteca o trabajando en sus dos empleos, se encontraba con su novio desde hace un año, Christopher. Ellos dos eran la pareja más pegajosa, sarnosa y empalagosa que jamás había visto. Y eso que había hecho una video-llamada con Liam y Sophia y había podido presenciar su "amor".

- Hola Eli, ¿Qué tal estas? ¿Bien y tú? Muy bien, gracias por preguntar- murmuré sarcásticamente mientras cerraba la puerta del coche. Tamara rió y luego de comprobar que teníamos el cinturón puesto, arrancó el vehículo.

[...]

Después de recorrer varias tiendas y aguantar dos horas a Tamara quejándose de que nada le sentaba bien, nos sentamos en una cafetería. Ellas dos pidieron un par de cafés descafeinados y yo un batido de chocolate. No hacía falta mencionar que amaba el chocolate. Si alguien quería ser mi amigo, sólo tenía que regalarme algo de chocolate y lo amaría para siempre.

- ¿Preparada para dar la vuelta al mundo?- preguntó Ming después de que nos sentáramos en una de las tantas mesas del local con nuestras bebidas.

- ¿Y con los tíos más sexys del mundo?- siguió Tamara elevando varias veces las cejas. Rodé los ojos ante su comentario. De verdad que Tamara necesitaba encontrar un novio urgentemente.

- Genial, ya tuvo que salir Tamara la pervertida- murmuré sarcásticamente. Ella llevó una mano a su pecho y se hizo la ofendida- Sí que lo estoy. Es sólo que estoy bastante nerviosa respecto a los vuelos- les comenté con un mueca. Desde pequeña odiaba los aviones y todo lo relacionado con volar. Cuando peor los pasaba era en los despegues y los aterrizajes. Esos malditos cacharros me horrorizaban.

- Que más te da. Te abrazas bien fuerte Harry y problema solucionado- respondió Tamara insinuando que el compañero de banda de mi hermano me gustaba. Ming soltó una fina risita traviesa y yo agaché la cabeza sonrojada. Siempre lograban sacar el tema de Harry en cualquier conversación.

Mi príncipe azul |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora