Capítulo 80

788 63 44
                                    

Narra Eli

Sentí una fuerte punzada de dolor en mi cabeza y abrí los ojos, llevando una mano a mi frente para amortiguar esa horrible tortura. Supongo que esto era lo que todos llamaban reseca. Y pensar que a los dieciséis años moría por saber que se sentía al tener una resaca.

No me sentía tan guay como esperaba.

Gemí mientras me frotaba la frente y parpadeé un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz que entraba por la ventana, pero volví a cerrarlos en cuanto noté otra punzada dolorosa en mis sienes. Joder, que mal me encontraba.

Un delicioso olor a chocolate deshecho llegó a mis fosas nasales y fruncí el ceño extrañada. Ni Brianna, ni Jason, ni Tyson desayunaban chocolate y mucho menos iban a preparármelo sin más, a menos que fuese mi cumpleaños, y estaba casi segura de que fue hace más de seis meses.

Abrí los ojos de nuevo y fue entonces cuando me percaté de que el color de las paredes era completamente distinto al de la habitación de Brianna. Todas mis señales de alerta se activaron y me incorporé de golpe.

Joder, joder, joder.

¿Qué diablos había hecho anoche?

Pasé una mano por mi enredado pelo y examiné el dormitorio con cautela. Mi vista se dirigió directamente hacia una par de desgastadas botas que habían a un lado de la habitación y abrí los ojos sorprendida, conociendo perfectamente el dueño de esta habitación.

Llevé una mano de nuevo a mis sienes, apretándolas, y cerré los ojos con fuerza, tratando de recordar algo de lo que sucedió anoche.

A ver, recordaba estar leyendo un libro en casa de Brianna, luego me acordaba de haber recibido un mensaje de Brad diciéndome que fuera a una discoteca con un nombre muy poco original y después de llegar al local, todo se volvía borroso.

Seguro que me habían dado garrafón.

Solté un pesado suspiro y presioné las palmas contra mis ojos mientras pensaba en si bajar y encarar a Harry o sólo salir de aquí a escondidas y sin decirle absolutamente nada.

- Dios, ¿Para qué diablos bebí anoche?- refunfuñé, sabiendo perfectamente que no me quedaba más remedio que bajar y hacer frente al hombre que llevaba los latidos de mi corazón al cielo.

[...]

Luego de estar como diez minutos mirando la puerta sin encontrar fuerzas para bajar y pasar la mayor vergüenza de mi vida, por fin, decidí levantarme. Ver a Harry era como sacarse una tirita, si lo hacías de un tirón, todo pasaba más rápido.

Y también me estaba meando bastante.

Llevé una mano a mi boca para cubrir un bostezo y salí de entre las sábanas, sintiendo el frío suelo bajo mis pies. Creo que nunca había añorado tanto mis calientes pantuflas como hoy.

Me levanté y estiré los brazos, desperezándome. Caminé con lentitud hasta el baño de la habitación y me situé frente al espejo. Abrí los ojos espantada al verme reflejada y acerqué mi rostro al espejo, examinándome con detenimiento. Dios santo, no podía bajar así de horrible. Seguro que Harry me echaría a patadas de su casa si me viera así de horrenda.

Abrí el grifo rápidamente y me apresuré a quitar todo el maquillaje y el pintalabios corrido de mi rostro. Traté desesperadamente de desenredarme el pelo con los dedos, pero me fue imposible, ya que tenía más nudos de lo habitual, así que no me quedó más remedio que coger la goma de pelo que siempre llevaba en la muñeca y hacerme una coleta alta.

Me mordí el labio y empecé a buscar por los armarios algún enjuague bucal para poder quitarme ese espantoso sabor a vómito de mi boca. Sin embargo, en vez de encontrar un enjuague bucal, me topé con algo que no esperaba para nada hallar todavía aquí.

Chegaste ao fim dos capítulos publicados.

⏰ Última atualização: Feb 15, 2016 ⏰

Adiciona esta história à tua Biblioteca para receberes notificações de novos capítulos!

Mi príncipe azul |H.S|Onde as histórias ganham vida. Descobre agora