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Greg:

Llegué hasta la cabaña al amanecer. Esperaba que nadie me hubiera seguido, porque con las prisas no había sido lo suficientemente cuidadoso para cubrir mis huellas.

Iris salió antes que pueda llegar a la puerta y corrió a mi encuentro.

—no sé qué hacer. —lloro.

La cargue como cuando era niña y la llevé dentro. Espere a que se calmara antes de hacer el interrogatorio. Pero por su novio herido en la cama y la sangre manchando las mantas, no era nada bueno.

—¿Qué paso?

Ella respiro entre dientes. Y apretó los puños. La ira se elevó despacio en ella.

—ellos se enteraron de lo nuestro, —acaricio con ternura el rostro de su amante —piensan que le hice algo para que se quede a mi lado.

—¿Y cómo terminó así?

—quisieron "quitarle el hechizo" o eso fue lo que dijeron, cuando lo encontré estaban a punto de arrancarle el corazón. —ella lo descubrió un poco y me mostró una enorme cicatriz. —ellos estaban haciendo un ritual de magia oscura con mi Alfredo y me echarían la culpa.

—¿Por qué no lo curaste?

La herida aún se veía fresca y conociendo a Iris ella no dejaría que eso pase. Alfredo se inquieto y ella corrió hacia la cocina tomó una jarro y se lo acercó, lo obligó a beber y espero a que se calmara.

—es por el hechizo que han usado, no sé cuál es. He tratado con todo, pero hay algo que hace que la herida no sane y temo que si sigue así... —ella trago audiblemente y esquiva mi mirada —si sigue así no llegará al lunes.

Ver a Iris tan vulnerable cuando sé que ella es una mujer fuerte y segura, me mata.

—tal vez Yara pueda hacer algo por ustedes. —le digo.

Iris miró a Alfredo a su lado, él estaba tan malherido que ya estaba adormilado otra vez.

—¿Crees que ella quiera ayudarnos?

—ella estima a Alfredo. —admití —y no dejará que nada malo le pase.

Iris se levantó impaciente y envío un mensaje. A diferencia de los mensajes de Yara, que siempre eran alegres avecillas cantoras de vivos colores, los de Iris eran todo lo contrario. Pero esta y para no molestar o asustar a Yara envío un halcón.

Pero ella estaba tan impaciente que no dejo de salir a la ventana y ver al cielo.

siéntate. —la llame.

Ella se frotó los brazos como si tuviera frío.

—está tardando en responder, ¿Y si le paso algo al mensaje?

Otra media hora después y yo también estaba empezando a preocuparme. ¿Qué tal si ellos habían interceptado el mensaje?

—será mejor que la vaya a buscar.

—¿Cómo saber si la encontraste o si están bien?

hermanita, si yo no encontrara a mi mujer créeme que te enteraras, todos en este maldito lugar se enteraran. Nadie me alejara de Yara, no cuando estamos tan cerca.

Ella apretó mi brazo y se arrebujo más en el enorme abrigo que se había puesto, pese a que no hacía frío.

Cuando la puerta se cerró tras de mí empecé a correr. En medio de los árboles me detuve y deje que la brisa me trajera el dulce aroma de mi Yara. Esta estaba cerca. Más despacio la seguí, seguí su esencia.

Ella corría siguiendo a la enorme ave que mi hermana le envío. La intercepte y la apreté junto a mí.

—tuve que dejar el caballo hace mucho. —jadeo junto a mi cuello.

—¿Cómo llegaste tan rápido?

—ya estaba en camino.

Ella sonrió y me beso. Al separarse de mi sacó de entre sus ropas un viejo y gastado libro.

El grimorio de su aquelarre.

*****

@Michellebeni  espero te siga gustando.

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