31

47 7 2
                                    


Greg

Caminé de un lado al otro en la maldita habitación que ahora era mi celda.

—¡Fred! —gruñí —juro por mi vida que sí no me das ese maldito anillo te arrancaré la cabeza.

Fred estaba parado frente a mi, mirándome a través de la puerta abierta. Sabía que me miraba a pesar de las gafas de sol que llevaba.

Cuando desperté estaba en este lugar, me sentía débil y hambriento. Me tomó demasiado tiempo ponerme en pie y aún más llegar hasta la puerta y abrirla.

Busqué a mis hombres sólo para encontrarme encerrado en un ala de mi casa porque mi anillo no estaba.

—la venganza, dulce venganza. —había dicho Pete al otro lado de la enorme puerta que mantenía alejada la luz del sol de mí.

—devuélveme el anillo ahora. —amenace.

—no lo haré, no estás en tus cabales.

Rugí furioso porque dentro de mí, pero muy dentro de mi, sabía que tenía razón. Aún así yo soy su líder y me enfurecía que me desobedecieran.

—solo espera a que el sol caiga —dije de forma más calmada, pero igual de amenazante.

—sabes que no puedes ir lejos sin tu amuleto, —se encogió de hombros —además no haa comido y despachamos a los sirvientes.

Rugí en su dirección.

Lástima que los de día no podían robarse, sólo podías usar el que estaba hecho para ti cualquier otro te dañaría.

—¿Dónde está Pete?

—esta con los demás. Con todos, esta noche vendrán y habrá una reunión.

Me pasé las manos por el cabello jalándolo con fuerza. El dolor era bueno, me ayudaba a centrarme.

—¿Qué harán cuando estén juntos?

Fred se negaba a mirarme, sabía que su mirada estaba gacha tras las gafas.

—ya sé —reí —van a votar un nuevo líder, es eso ¿verdad?

Fred seguía inmóvil como una estatua. Si no lo conocías bien, o mejor dicho tan bien como yo, pasabas desapercibido el pequeño y rápido parpadeo tras sus gafas.

—saben tan bien como yo que no pueden hacerlo, tendrían que matarme para buscar a alguien nuevo. ¿Piensan matarme?

Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora