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No sé de donde salió el impulso o como conseguí escabullirme.

Pero un momento estaba siendo amenazada con un arma y luego mordía a alguien.

—¡Basta! —gritaban —Maira, escúchame.

Lentamente mi mirada se enfoco. El sabor en mi boca era el mejor manjar y lo necesitaba tanto, mi comida se movió tratando de soltarse. Gruñí en advertencia.

—Maira. —el rostro de Carld apareció de repente frente a mi —suéltalo. Lo vas a lastimar.

Lastimar.

Lo solté y retrocedí asustada de mi misma.

—Yo... —tartamudee —lo siento... no sé que me paso.

El hombre en el suelo mi miraba con los ojos muy abiertos. Su brazo sangraba y la sola visión de todo esa sangre me hizo sentir ansiosa. Quería más.

—tu voz es como la de ella —sus ojos se entrecerraron en mi —eres como ella, pero no eres ella. Tú no eres mi niña.

Mire a Carld esperando que él me ayudara.

—debes hablas con ella primero. —trato él.

—¿De qué quieres que hable con ella? —dijo con total desprecio —mi hija está muerta, muerta.

—¿tú eres mi padre?

Él se tenso visiblemente.

—piensa en Ciela. —le dijo Carld suavemente.

—es precisamente porque pienso en ella que sé que no querrá verla.

—es su madre. —replico Carld.

—no hablen como si yo no estuviera aquí.

Los dos me miraron.

—ella no recuerda nada.

—¿Qué?

—ella no sabe quién es, ni como termino en aquel lugar.

—¿Eso la tenía?

Carld solo asintió.

—no sabemos cómo paso esto y ahora es como ellos. Sé que es difícil de procesar, pero ella está aquí y cuando sepamos quien es el que los ayuda, podremos acabarlos de una vez por todas.

—pero ella no recuerda. —él se volteo hacia mi —¿Qué es lo sabes?

Mire a Carld y este asintió.

—desperté en un cuarto vacio, me sentía rara.

—¿rara?

—sí, como si mi cuerpo no fuera mío. Cuando desperté trate de buscar una salida, pero estaba tan débil que me atraparon, después de eso cerraban la puerta con llave. —tome un momento para recordar todo y seguí —recuerdo, aunque es mas como un sueño, que me alimentaban. —no tuve que explicar esa parte —no sé que mas puedo decirles, pase el tiempo encerrada sin hablar con nadie.

—¿Sabes cómo se llama el tipo que te tenía?

—Greg.

—desde un principio te dije que esto no estaba bien. —siseo furioso Carld.

—calla, no es momento para esto.

—¿Qué no es momento? ¿Cuándo lo será? —Carld y él se miraron fijamente —¿Cuándo se lo diga a Lara?

—ella no tiene porque saberlo.

—¿y que hará cuando la vea llegar?

—nada, ella no dirá nada. ¿no es por eso que la elegiste? —Carld apretaba tanto los puños que se le pusieron los nudillos blancos, pero él lo olvido y centro su vista en mi —¿Cuándo estuviste con Greg? —no me perdí la forma en que dijo el nombre de Greg, como si le doliera hacerlo —el no te comento nada de lo que planeaba hacerte después, para que te tenía ahí con él o cualquier cosa ¿verdad?

Negué forzándome a recordar.

—en una ocasión le pedí salir y él dijo que aun estaba débil y no podría salir ni con su anillo.

—¿no te dijo como consiguió el anillo?

—no.

Él se puso de pie y me dio al mano.

—muy pronto me recordaras mi dulce niña, tu madre y yo te ayudaremos. —sentí lagrimas formarse —mi pequeña ¿no recuerdas a tu padre?

—no sé ni cómo te llamas —admití con la voz ahogada.

—Jerik, —dijo —y tu madre Ciela.

—mi familia.

Jerik asintió.

—somos tu familia. —acepte su mano que aun estaba extendida hacia mi y él me apretó en un abrazo —espera a que tus hermanos te vean.

—¿tengo hermanos?

—solo dos, y no sabes cómo te extrañaban.

Yo también los extrañaba y eso que no sabía que existían.


Olvídame  Where stories live. Discover now