26

62 7 1
                                    

Carld me llevo a conocer a algunos chicos mas. Para algunos también era la primera vez que estaban aquí, otros, como Carld, no.

—¿haces esto con mi hermano?

—sí.

—¿con mi hermana también?

El me miro confundido, luego sonrió.

—también con ella.

No pregunte mas.

—ey, no te pongas así. Ella estaba siempre con tu hermano y si é venia ella también quería estar con nosotros. —tomo mi mano y nos alejamos de los demás. —además un aquelarre siempre debe estar unido, así somos más fuertes.

—¿Por qué nos alejamos?

El solo sonrió y siguió jalándome hasta que llegamos a una puerta.

—no podemos salir.

—si podemos —me corrigió él —pero no debemos.

Aun así abrió la puerta y me llevo con él.

—¿A dónde vamos?

—tienes miedo. —se burlo.

—mucho. —dije con un nudo en la garganta —regresemos por favor.

Carld se detuvo y me miro fijamente. Serio.

—no dejaría que nada malo te pase, —sus dedos fueron suaves al acariciar la línea de mi mandíbula —sé que apenas nos conocemos, pero confía en mí.

Sus hermosos ojos color miel destellaron de forma hipnótica.

—¿Me estas hechizando?

Él rio. Y era una risa hermosa.

—espero que no sea un insulto. —me apremio a seguirlo y lo hice.

Me pareció que caminamos mucho o tal vez solo era que estaba nerviosa. Pero entonces, como salido de la nada, una hoguera se mostro frente a nosotros.

Me detuve y tire de Carld.

—¿Quiénes son ellos?

Él tiro de mi para que siguiera caminando.

—hermanos.

Todos saludaron a Carld, vi que Nico estaba también aquí acompañado de una chica que no dejaba su brazo libre, a él parecía no importarle.

—ella es Maira. —decía Carld a todos los que se acercaban —es hija de Jerik.

Todos me saludaron amablemente.

—¿Qué se supone que hacemos aquí? —le susurre cuando nos alejamos un poco de los demás.

—estamos aquí para divertirnos.

—¿Divertirnos? ¿Cómo nos vamos a divertir en una hoguera?

Una luz pequeña se paro frente a mis ojos haciéndome bizquear. Retrocedí y caí en los brazos de alguien que reía como hiena. La luz se fue haciendo mas grande hasta que subió sobre todos nosotros y exploto en una lluvia de colores.

—¿Qué fue eso? —dije asombrada.

Carld estaba bebiendo de un vaso, que no vi aparecer, sus ojos estaban cerrados y cuando los abrió me sorprendió el negro que vi en ellos.

—bebe.

Tal vez fue su voz, su mirada o no sé que lo que me hizo beber de ese vaso. Lo que siguió no lo recuerdo bien. Solo sé que desperté en un lugar que no conocía. Sentía el cuerpo adolorido y mi ropa había desaparecido.

—pensé que nunca abrirías los ojos.

Me gire en busca de la voz que oí.

Él rió.

—no bonita, estoy por aquí. —no oía nada más que su voz y de diferentes lugares. —lo que sea que bebiste, era bastante fuerte porque aun puedo sentirlo en ti.

—deja de jugar. Me duele la cabeza. —me masajee las sienes olvidando por completo al extraño —¿Dónde estás?

Lo primero que apareció en mi línea de visión fueron sus pies. Levante la vista para ver unos pantalones de pijama, sin camisa de dormir y por ultimo una arrogante sonrisa.

—¿Quién eres?

Él hizo una reverencia algo burlona.

—mi nombre es Greg Alaíz, y esta es mi casa.

Solo cuando hablo vi sus colmillos.


Olvídame  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora