09|El Segundo Incidente.

Start from the beginning
                                    

Tu madre parece una ninfa, ldiota. Intento calmar a la Kathleen que vive adentro de mi, ella ha corrido en busca de sus guantes rojos de boxeo.

— Tu pareces una Bestia.

Nos quedamos en silencio durante varios minutos en los que soy conciente de lo cerca que está su cuerpo del mío. Me convenzo a mi misma de no salir corriendo en busca de ayuda, en realidad no tenía ánimos de alejarme aunque sería masoquista de mi parte pensar de esa manera después de haberlo visto compartiendo saliva con Lana. De pronto me pregunto si el estaba en una relación con ella más que amistad. Su olor a gel masculino y perfume invade mi naríz, cierro los ojos inconscientemente y me permito disfrutar de la situación, entonces su voz me hace estremecer al sentir su cálido aliento rozar contra la piel sensible de mi cuello.

— ¿Estás olfateandome?—me ha pillado. Repito, me ha pillado olfateandole descaradamente.

Tal vez en otro momento lo hubiese negado. Hubiese salido corriendo, llorando por sentirme ridícula, con miedo y sin atreverme a decir alguna sola palabra en mi defensa. Pero estaba cansada de seguir siendo la misma Kathleen que reprime sus impulsos por más descabellados que sean, estaba cansada de tragarme todo lo que pensaba y por alguna razón, Mikhail hacia que todo mi sistema se sintiera capaz de hacer lo que quisiese.

— Oh, eres listo, chico—replico, recalcando la ironía en mi voz. Mikhail levanta sus cejas con estupefacción, arrugando las facciones de su rostro.

— ¿Lo estás admitiendo?

— Pues no lo estoy negando—me encogo de hombros levemente. El frunce sus labios, mirándome sorpresivo, mientras una extraña sensación invade mi cuerpo.

— No dejas de sorprenderme, Kathleen.

La Kathleen en mi interior salta de alegría por mi atrevimiento y baila alrededor del fuego de la chimenea una canción electrónica con mucha euforia. El me toma el rostro con sus manos, obligandome a mirarlo.

— ¿Quieres que te sorprenda?—le pregunto con voz de hilo y rasposa. El asiente con su cabeza, mirando fijamente mis labios.

Entonces me inclino hacia adelante, recortando toda la distancia que nos separa, juntando nuestros labios calientes y ansiosos por segunda vez, pero esta vez he sido yo. Su boca abate la mía con fuerza en un beso violento. Cierro mis ojos y entrelazo las manos en su cabello, tiro de él con fuerza, haciendo que el gruña, y es el sonido mas sexy que he escuchado en la vida.

Oh dios, este hombre me iba a volver loca. Correción, bestia.

El interrumpe el beso, jadeante. Mi sangre hierve adentro de mi cuerpo y la tensión es palpable en el ambiente. Entonces me atrevo a abrir mis ojos, encontrándome con esos malditos ojos azules que me han robado el corazón.

— Tú...vas...a ser...mía—gruñe, enfatizando cada palabra con fuerza.

Un revuelo de mariposas se alojan en mi estómago, revolviendo mi estómago, haciendo que mis huesos dejen de responder, haciendo que mi mente viaje hasta otra galaxia y por un momento siento que he entrado en una especie de universo paralelo que no tiene mada que ver con este. Pero de pronto me aparta de un empujón, haciéndome caer en la realidad. En su realidad.

— Lo siento—balbuceo en cuanto termino de recuperar el aliento que su beso me ha robado.

El no dice nada, solo se dobla sobre sus rodillas, recuperando el aire y trayendo su postura de chico asocial y prepotente.

— Creo que deberías irte—murmura de pronto, haciendo que mi corazón se detenga adentro de mi pecho.

Frunzo el ceño, arrugando la frente y las ganas de llorar me invaden de pronto. Pero me niego a derrarmar ni una sola lágrima en su presencia. El parece confundido, aún así su mirada sigue siendo vacía y distante como si en tan poco tiempo hubiese olvidado que hace unos segundos sus labios estaban sobre los míos, esos malditos labios hinchados en este instante.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Where stories live. Discover now