Durante su época en Hogwarts, Charlie Weasley sólo tuvo ojos para su compañera de Hufflepuff, Nymphadora Tonks. Estaba perdidamente enamorado de aquella chica. Sin embargo, sus sentimientos jamás fueron notados. Pasaron inadvertidos. Fueron invisibl...
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CAPÍTULO DIEZ
TÁCTICA DE SEDUCCIÓN
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Esa mañana el piar y cantar de los pájaros se le hizo más irritante de lo habitual a la castaña. Frunció el ceño, chasqueó la lengua y se tapó la cara con la almohada en un intento de dejar de escucharlos, mientras se revolvía en la cama. Sin embargo, como era de esperarse, fue en vano, seguía escuchándolos y su irritación fue a más. Maldijo entre dientes. Sentía ganas de coger la varita y lanzarles el hechizo «Engorgio» para hacerlos engordar hasta explotar.
Ah, sí, tener resaca la hacía muy irascible. Se irritaba y enfadaba con demasiada facilidad. Siempre le pasaba lo mismo el día después de emborracharse. Pero la noche anterior, cuando había comenzado a beber una copa tras otra, celebrando y disfrutando del reencuentro con sus amigos y miembros de su pandilla en Hogwarts, no le había preocupado en absoluto lo irritable que estaría al día siguiente nada más despertar. Había bebido como si le fuera la vida en ello y había disfrutado como cuando era una adolescente. Ahora eso le estaba pasando factura, pero no podía quejarse, había sido completamente culpa suya.
Tiró la almohada, se levantó de la cama refunfuñando por lo bajo y estuvo a punto de tropezarse con los zapatos y el vestido que había tirado al suelo cuando había llegado por la noche; lo que le recordó que estaba básicamente desnuda, solo cubierta con la bonita ropa interior que llevaba, porque estando bebida no se había molestado en buscar un pijama. Rebuscó en el armario y se puso lo primero que pilló, antes de salir de la habitación y dirigirse al salón.
La fuerte luz que había allí molestó a sus marrones ojos y la forzó a entrecerrarlos. Entonces, se fijó en el reloj de pared y quedó sorprendida al ver que ya era mediodía. Era la primera vez en mucho tiempo que dormía hasta tan tarde, aunque tampoco es que hubiese dormido mucho porque Charlie y ella habían regresado a la cabaña sobre las siete y pico de la mañana.
