Durante su época en Hogwarts, Charlie Weasley sólo tuvo ojos para su compañera de Hufflepuff, Nymphadora Tonks. Estaba perdidamente enamorado de aquella chica. Sin embargo, sus sentimientos jamás fueron notados. Pasaron inadvertidos. Fueron invisibl...
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CAPÍTULO SEIS
AMOR NO CORRESPONDIDO
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Los pasos firmes y apresurados de Charlie recorrieron el estrecho pasillo hasta alcanzar la puerta de la habitación que Morgana ocupaba. Dio un par de golpecitos con los nudillos en la madera, como pidiendo permiso para poder entrar, y esperó, pero no recibió respuesta alguna. Probablemente, la castaña seguía en el mundo de los sueños, pues era muy temprano y se había ido a dormir bien entrada la madrugada. Suspiró. Si su amiga seguía dormida, no importaba cuanto golpease la puerta, ella no le iba a responder.
Dudó durante cerca de un minuto, pero finalmente posó la mano sobre el pomo de la puerta y lo giró. Instantes después, ya estaba dentro de la habitación y cuando sus ojos se acostumbraron a la escasa luz que entraba por la ventana, su corazón dio un vuelco y sus mejillas se colorearon de carmesí ante la escena que presenció.
La castaña se encontraba profundamente dormida sobre la cama, totalmente descubierta de las sabanas y casi enroscada sobre sí misma en una posición fetal. Sin embargo, no fue eso lo que había alterado al pelirrojo, ni lo bonita que le había parecido siempre que se veía al dormir. Sino la escasez de ropa que la cubría; solo una camisa fina de tirantes (que al haberse ido subiendo a lo largo de la noche, solo le tapaba hasta el ombligo) y unas bragas brasileñas negras y con un poco de encaje cubrían su cuerpo.
Charlie vio el pantalón corto del pijama de la chica sobre el suelo y supuso que ella se había desechó de él en algún momento, por el calor que había hecho aquella noche. Él mismo había acabado medio desnudo en su habitación por ello.
Tragó saliva y aunque sabía que no debía mirar, sus ojos no le hicieron caso y recorrieron el cuerpo de Morgana, buscando deleitarse. Se centraron más de la cuenta en aquel voluptuoso y respingón trasero y en aquellas largas y bronceadas piernas, que volverían loco a cualquier hombre con dos dedos de frente. Definitivamente, ella era hermosa y exótica. Preciosa y sensual. Tenía tan buen cuerpo y era tan encantadora que Charlie no podía entender como en aquellos años ningún hombre había capturado su corazón y estaba saliendo con ella.
