IX

5.4K 601 136
                                    

Capítulo 9:
Furia

Ahí estaba el que hace una semana me había pedido que sea su novia. Ahora me parecía un desconocido. Su cómplice me sujetaba colérico contra la pared y Brad sonreía malicioso con ojos mordaces.

Dos lágrimas tibias corrieron por mis mejillas cuando mis ojos se clavaron en su rostro siniestro. Quise gritarle, decirle que era un estúpido loco, que era un psicópata, que me soltara, pero el otro desconocido aún tenía su asquerosa mano en mi boca.

«Theo, ven».

Theo se había quedado en la pista, yo había ido al baño afuera del salón. La pequeña luz de esperanza en mí sabía que en algún momento a Theo le extrañaría que no volviera del baño. Y esperaba que ese momento fuera pronto, más bien, esperaba que fuera ahora mismo.

—Vaya, vaya, así que dejo a mi novia, me voy "de viaje" —habló amargo haciendo las comillas con los dedos—, confiando, y con lo primero que me encuentro es a ti bailando lento y muy de cerca con un imbécil. —Soltó una carcajada desganada y paseó su mirada por el suelo. Hasta su voz sonaba diferente—. Pensé que eras mejor que eso, Claire. —Meditó un momento y luego prosiguió, dibujando una sonrisa falsa—. En fin, me da igual, tu destino es único, pero ahora podré entregarte con más rabia —pronunció la última palabra dejando expuesto el fuego de ira, algo que no había visto antes en él.

Era él, pero no se parecía en nada al Brad con el que había estado saliendo.

Intenté moverme lo más que pude, despreciándolo con la mirada, pero el hummon desconocido aplastó mi cara contra la pared.

¿Cómo era posible que el amable y tímido chico que conocí y me pidió ser su novia fuera el enemigo? ¿Y un hummon?

Ya nada en mi vida parecía real. Quería vomitar.

—Solo porque soy bueno, te explicaré brevemente, aunque no te lo merezcas. —Alzó su dedo índice, mientras paseaba frente a mí—. Respondiendo a las preguntas que supongo que estás teniendo en esa podrida cabeza tuya: sí, soy un hummon de Lumba. Soy parte del grupo de búsqueda de la supuesta "fuente de poder". —Soltó un carcajeo altanero y me lanzó una mirada de menosprecio—. ¡¿Y adivina qué?! —Acercó su cara de golpe a la mía. Quise escupirle—. ¡Te encontré, maldita ladrona insufrible! —bramó con furia y se alejó—. Obviamente, como soy inteligente, sabía que los idiotas de Atanea te vigilaban... —agregó, volviendo a una calma extraña.

El tipo necesitaba irse a un manicomio urgente. Era un desquiciado. ¿Cómo pude equivocarme tanto?

—Tenía que hacerme pasar por un chico normal, debía trabajar bajo perfil. Te conquisté siendo un imbécil tímido y te hice mi novia para mantenerte cerca.

Una arcada colapsó en mi boca y el otro hummon me volvió a aplastar contra la pared.

—Mi plan maestro iba a la perfección; viajé a Lumba para plantear mi estrategia. Estábamos en proceso de alistar tropas para masacrar a los que intentarían protegerte, pero fue ahí cuando lo arruinaron. —Se puso las manos en las caderas y rio con desgracia—. Ya sabes todo lo que pasó después. Llegó ese payaso ridículo que casi te tragas en la pista... Pero debieron saber que eso no me detendría, te encontraría, te capturaría y... lo logré. —Me miró como si hubiese salido de una película de terror.

Las lágrimas habían dejado de salir con la impotencia que sentía. Mis vías respiratorias se estrecharon y me quedé muy quieta.

Era un loco de remate. Enfermo.

—Bien, ya lo sabes, ahora larguémonos de aquí. Hay alguien a quien le encantará verte y matarte... para recuperar lo arrebatado.

No podía creer que había besado a ese cretino satánico.

Atanea I: Heredera doradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora