Capítulo 36

650 49 5
                                    


Tenía frío

Tenía mucho frío, y no podía hacer nada para entrar en calor porque el frío venía desde mi interior. Lo que se sentía helado era mi corazón desde que regresamos de Florencia hace unas horas

No quería moverme ni hablar, porque sentía que, si lo hacía, todo se volvería más real. En el fondo de mi mente sabía que estar aquí sentada mirando las llamas crepitar en la chimenea en el salón del monasterio era una actividad inútil. No debería estar hundiéndome en este foso de desesperación, tristeza y dolor, pero no podía evitarlo

Habían capturado a mi padre, y eso era algo que simplemente no podía soportar

Mi mente estaba trabajando a toda velocidad, y todos mis pensamientos giraban en quien lo tenía en sus manos. Lilith lo había capturado, sí, pero en lo único en lo que podía malditamente enfocarme es que ella es la esposa del príncipe. El mismo príncipe del Infierno que había capturado y torturado a mi padre en el pasado. El mismo príncipe al que yo le había arrancado un brazo unos momentos antes

Él se vengaría. Lo sabía. En el fondo de mi corazón sabía que Belial no iba a dejar pasar esta oportunidad de vengarse de mi por lo que le hice. En el momento en que su esposa llegara con Vlad, comenzaría. Una rebanada ardiente de dolor atravesó mi corazón al pensar en lo que él le podría hacer. No solo era venganza contra mí, sino que también con él por haberlo despojado de un cuerpo físico y mandado al Infierno hace tanto tiempo atrás

Silenciosas lágrimas caían por mis mejillas mientras apretaba un mullido cojín en mi pecho como si el objeto evitara que me deshiciera en pedazos en este instante. Parpadee para alejar las gotas de agua que se aferraban a mis pestañas, y también para tratar de dejar de ver a la madre de todos los demonios descender por el abismo con mi padre en sus garras perversas

Me sentía tan culpable de que esto le hubiera sucedido a él. Si tan solo hubiera podido reaccionar y utilizar de nuevo la fuerza que había en mí, la misma con la que había vencido al príncipe, para salvarlo. Pero en vez de eso, me quede allí como una damisela en peligro, mientras mi padre batallaba contra ella y salvaba a Slaven. La parte racional de mi cerebro que aún funcionaba me decía que yo no tenía la culpa de nada de lo sucedido, pero no le creía. Debí hacer algo más, pero no pude, y el remordimiento me atormentada y rasgaba mi corazón sin piedad alguna

Al principio estaba histérica. Patalee y grite como una niña, e incluso culpe a Muerte de que mi padre hubiera sido capturado por encerrarme en aquella barrera de energía. Su mejilla rasguñada mostraba el nivel de alteración en el que me encontraba, pero después de que toda la ira y la adrenalina salieran de mi cuerpo, me sentí... vacía. Me sentía completamente hueca a excepción del dolor de mi alma. Aunque el dolor, en el último mes y medio, había sido mi compañero fiel. Así que eso era nada nuevo. Cerré los ojos fuertemente, pero eso fue una completa tortura, pues una imagen de Vlad apareció detrás de mis parpados cerrados. Vi sus brillantes ojos grises y su sonrisa dulce cuando me hablaba de la familia Drăculești; y recordé la expresión avergonzada y tímida que tenía cuando me dio el collar que había pertenecido a mi madre. Abrí los ojos y palpe mi bolsillo con una mano y saque el collar. El rubí en forma de corazón brillo hacia mí y sentí nuevas lagrimas construirse en mis ojos

Todavía había esperanza, me dije. Este no podía ser el fin. Apenas habíamos logrado encontrarnos el uno al otro y no iba a permitir que la oscuridad nos aparte de nuevo. Tenía que hacer algo, levantarme y dejar de actuar como si él estuviera muerto, y salvarlo. Porque él estaba vivo, lo sentía en mi alma, él era el hijo del dragón, y estaba segura de que no se rendiría; estaba segura de que el lucharía para permanecer con vida por mí, por los dos

EL LIBRO DE LOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora