Capítulo 22

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Respire profundamente llenando lo más que podía mis pulmones de oxígeno para tratar de disminuir las incontrolables ganas de vomitar que me revolvían el estómago. Estaba inclinada hacia adelante con las manos en mis rodillas jadeando como si hubiera estado huyendo de veinte legiones de demonios Torturadores

-Jamás... - jadee – volveré a este lugar si tengo que saltar de nuevo

Lo que recibí a cambio fue una carcajada llena de diversión

-Vamos, no fue tan malo. Fue divertido

-Creo que tu concepto de diversión esta algo distorsionado, Muerte

Muerte volvió a reír y por el rabillo de mi ojo vi que se retiró hacia un lateral de la estancia. No había analizado con detenimiento el lugar pues me encontraba increíblemente mareada y las náuseas que invadían mi cuerpo no me dejan ni hablar como es debido

Cerré los ojos y me deje caer lentamente al suelo, mi espalda resbalando por la pared rocosa y fría. Levante mis manos y solté mi cabello para que cayera en suaves hondas por mis hombros ya que mantenerlo atado por mucho tiempo me producía dolor de cabeza y eso, sumado al malestar que tenía ahora mismo, era demasiado para mí

Desde pequeña siempre había sido así. No toleraba por más de unas horas algo sobre mi cabeza, ya sea una gorra o una goma para el cabello. Me estresaba sobremanera y me causaban un dolor de cabeza insoportable

Así pues, con las puntas de mis dedos, masajee suavemente mi cuero cabelludo hasta que el dolor de cabeza retrocedió dejándome supremamente aliviada; y con ello, el malestar que tenía después de haber saltado ese acantilado también se esfumo para mi buena fortuna

Levante mi cabeza sintiéndome mucho mejor y aspire una gran bocanada de aire fresco. Me sentía como si no hubiera respirado bien en años y agradecí el aire que me recorrió completamente, rehabilitándome. Abrí los ojos y lo primero que encontré fue la mirada ambarina de La Muerte

Estaba en cuclillas frente a mí mientras me miraba intensamente

-Has vuelto – dijo con evidente diversión en su voz. Sonreí débilmente y el me tendió, lo que parecía ser un cáliz, lleno de agua – toma esto. Te ayudara a sentirte mejor

-Gracias – lo tome con ambas manos y bebí con avidez el líquido vigorizante

El agua refresco mi garganta seca e hizo que mi estómago dejara de saltos mortales en mi interior. Muerte se quedó frente a mí, no se movió ni un centímetro, mientras yo bebía. Cuando termine, le entregue la copa

-¿Mejor? – pregunto

-Mejor – concorde

Se puso de pie con un movimiento ágil y fluido. Me tendió una mano y la tome. Me levanto rápidamente como si fuera tan ligera como una pluma. Me sentía un poco inestable sobre mis pies pero rápidamente esa sensación se fue esfumo y fue reemplazada por la sorpresa al examinar mi entorno

-Vaya – exclame – es hermoso

Estábamos en una especie de habitación de piedra y el suave resplandor de las velas que estaban esparcidas por el lugar le daba un toque mágico y hechizante. Parecía que las llamas se alzaban como columnas de fuego hasta el Cielo crepuscular que se extendía por encima de nuestras cabezas. El Cielo estaba teñido de un color azul oscuro y las nubes, gruesas y esponjosas, brillaban de un color rojo fuego. Me di cuenta, que las velas estaban estratégicamente ubicadas debajo de las nubes, y las columnas de luz que se elevaban parecían darle su tonalidad. Pequeñas estrellas brillaban e incluso vi la manera rápida en la que pasaba una estrella fugaz

EL LIBRO DE LOS CONDENADOSOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz