Kaidan

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—¡Doctor Kauffmann! ¡Doctor Kauffmann!

El mayor abrió los ojos con mucha pesadez. Vio la hora en el reloj que estaba sobre la mesa y eran más de las diez de la mañana. Tenía un terrible dolor de cabeza en ese momento.

—A estas alturas puedes llamarme simplemente "Oskar", Kai.

—Me va a costar un poco acostumbrarme a llamarle asi... Usted mismo me condicionó a tratarle de esta forma.

—¡Pues olvida lo que te dije! Evidentemente lo hice para que hubiese un distanciamiento afectivo entre nosotros, cosa que no funcionó como podrás darte cuenta.

—Pues, dada mi incapacidad para "olvidar", le repito que me costará un poco llamarlo por su primer nombre.

Kauffmann trató de incorporarse y tanteó la cama en busca de sus anteojos. Kai se los pasó y este se los puso. Fue cuando se fijó en el rostro del joven que lucía sumamente sonriente. Este seguía desnudo a su lado.

—No se le ve muy bien. ¿Se siente mal?

—¿Cómo crees que amanecí luego que me doparas con dos diferentes drogas anoche? Tengo una migraña terrible y nauseas, supongo que son los efectos secundarios.

—Pues...yo pensaba que podríamos... pues... ¿Sabía usted que el coito matinal puede ser altamente estimulante para comenzar el día? Además durante el acto sexual se estimula el sistema nervioso lo que ayuda a calmar cualquier dolor, y en el orgasmo se libera la hormona prolactina, responsable de la relajación.

Kauffmann se quedó viendo a Kai con mucha seriedad, lo que hizo que este percibiera su negativa.

—Vamos a aclarar algunas cosas: Te recuerdo que no soy un sujeto A.D.A.N. y tampoco soy un hombre en su mejor etapa sexual. Ya paso los cuarenta y mi "rendimiento" no será lo que esperas. Como ya te lo he dicho muchas veces: No debí ser tu elección.

—¿Por qué se menosprecia de esa forma? ¡Si es un buen amante! Debo admitir que me sorprendió: fue realmente una experiencia intensa, muy erótica y realmente excitante. No tengo de qué quejarme. Si su esposa le consideraba "apático o impotente" realmente ella estaba muy equivocada. Eso me hace suponer que su mujer nunca le estimuló de la forma correcta o simplemente no despertó su verdadero apetito sexual.

—Pues, quizás tienes razón en ese último punto. Tú sí que despiertas un gran deseo en mí, Kai. Uno muy complejo, pero intenso. —Le respondió el mayor que comenzó a acariciar el rostro del joven.

—Entonces...

—¡No vamos hacerlo, Kai! Iré al baño a buscar que tomarme. Tendrás que esperar a que me reponga y recobre energías.

—¡Puedo hacer un desayuno que sea altamente lleno de las calorías que le ayudará a repotenciarse! Voy al otro baño del pasillo, me ducho, me visto y enseguida me voy a la cocina a prepararlo.

Kai saltó de la cama y salió de la habitación de Kauffmann. El mayor se levantó con mucha fatiga y adolorido, fue casi arrastrándose hasta su baño frotándose el rostro con las manos. Le lanzó un grito a Kai antes de encerrarse:

—¡Kai!

—¿Qué...?

—¡NO exageres con el desayuno!

—¡Entendido, doctor Kauffmann! —Le respondió el muchacho desde el pasillo.

***

Contrario a lo que pensaba, parece que mi relación afectiva y sexual con Kai hasta el momento es bastante satisfactoria para ambos. Obviamente no estoy físicamente apto para "calmar" el tremendo apetito sexual de un sujeto A.D.A.N. que está empezando su madurez; pero, el uso de ciertos artilugios que nos brinda la tecnología actual ha sido mi forma alternativa de hacerlo. No sabía que estábamos tan adelantados en cuanto a los llamados "juguetes sexuales": Mi gran aliado ha sido un pequeño dispositivo que es un vibrador-estimulante de la zona anal prostática y del perineo y que puedo controlar vía remota a través de una aplicación en mi smarthphone. Esto me garantiza mantener a Kai lo suficientemente entretenido hasta que llego a casa y asumo la situación personalmente.

A.D.A.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora