Un Resultado Inesperado.

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—¡El dinero, los teléfonos y las llaves del auto! ¡Ahora!

El hombre que habló era el del medio, apuntaba a Kauffmann con el arma. Los otros dos se situaron a su alrededor, de modo que se vieron rodeados por estos criminales. El mayor de forma instintiva se situó delante de Kai apartando a este del peligro.

—¡No hay problema! Les entregaré lo que piden... ¿Bien? —Oskar les extendió las llaves del auto y con la otra mano se sacó la billetera y se la entregó a uno de los hombres.

—¡Tú! ¡Saca el teléfono también y tu billetera! —Uno de los asaltantes se dirigió a Kai.

—Yo no tengo, no uso ningún teléfono.

—¿Qué? ¿Nos crees idiotas? ¡Saca el maldito teléfono!

—¡Él dice la verdad! No lo tiene ahora, lo dejó en la casa...—Kauffmann mintió para tratar de calmar a los hombres— ¡Tomen lo que les entregué y márchense!

—¿Nos das ordenes, viejo? No me gusta que me tomen el pelo y menos que me mandoneen... ¡Y más si tengo un arma!

El hombre le puso el arma en la frente a Kauffmann y este retrocedió, Kai al ver que le amenazaban se alteró y trató de hacer algo para salvarlo. Así que atrajo la atención de los hombres hacía él.

—¡Déjalo en paz! Si tienes un problema resuélvelo conmigo, ¡ YO no te tengo miedo, Idiota!

—¡Kai! ¡No! ¿Qué haces? —Kauffmann se alarmó al entender lo que el chico trataba de hacer.

Los hombres se enfocaron en Kai, el del arma se le acercó y le apuntó para intimidarlo, pero el joven se mantenía firme sin un ápice de temor.

—¿Eres tonto, chico? ¿Quieres morir?

—No creo que puedas matarme, imbécil.

El hombre se enfureció contra él, pero por alguna razón en vez de dispararle a Kai se dio vuelta y apuntó a Kauffmann con la intención de matarlo. Los dos hombres restantes sujetaron al joven y apenas pudo reaccionar cuando le dispararon al mayor.

—¡¡¡NO!!!

Kauffmann cayó al piso sangrando. Entonces Kai se soltó y se lanzó contra el hombre que portaba el arma antes de que este la accionara nuevamente. El joven trataba de dominarlo y desarmarlo.

—¡Josh! ¡saca el arma! ¡Dispárale! ¡Dispárale!

Un segundo hombre sacó un arma de su chaleco y le disparó a Kai en la espalda. Este cayó al piso y allí se ensañaron con él. Furioso, el que llevaba la voz líder de esos hombres le pateó para voltearlo, y al ver a Kai boca arriba le montó la bota en el cuello y le apuntó.

—No se supone que debía matarte a ti, pero te lo buscaste...

—No...puedes matarme...

—¡Si yo fuera tú no lo apostaría!

El hombre le disparó. Kai recibió tres disparos más, hasta que el sonido alertó a la seguridad del centro comercial. Al verse descubiertos los hombres tomaron las llaves de Kauffmann huyeron en su vehículo a toda velocidad del estacionamiento.

Kauffmann, que seguía consciente, logró incorporarse y se acercó a Kai. Se sentó a su lado y levantó su cabeza. Notó que el joven le observaba, pero estaba agonizando.

—¡Kai! ¿Por qué? ¿Qué hiciste?

Kai se emocionó al ver que el mayor estaba llorando y le abrazaba, sentía que se ahogaba, la sangre fluía en su garganta debido a la hemorragia interna. Trató de decirle algo, pero no pudo. Entonces Kauffmann al ver que Kai  jadeaba y no paraba de sangrar intentaba calmarlo.

A.D.A.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora