Retornando de la Muerte

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—¿Otro más? ¿Qué onda con esta ciudad? Recuerdo cuando uno podía salir tranquilo en las noches sin temor de que te fueran a asaltar en cada esquina.

—¡Es la droga! Hay mucha regada por allí. Vuelve a los jóvenes más locos y agresivos. No se conforman con robarte, te quieren machacar...

—¿Cómo al pobre indigente del martes? ¡A ese tipo lo volvieron mierda!

—¡Así estamos! ¿Y a este? ¿Qué le pasó?

El asistente levantó el papel que estaba pegado con cinta plástica sobre la bolsa negra. Leyó en voz alta los detalles escritos a mano sobre el occiso.

—«Joven, de entre quince a diecisiete años, sin identificación. Recibió cuatro impactos de bala, uno en la región lumbar, tres en el pecho afectando a órganos vitales, sufrió una pérdida masiva de sangre. Cuando le atendieron los paramédicos ya había entrado en parada cardiorrespiratoria...»

—¿Un "ajuste de cuentas"?

—No, fue un asalto. Si no escuché mal a los oficiales que lo trajeron, fue en el estacionamiento del centro comercial.

—¡Mierda! Mi hija suele pasarse casi todas las tardes metida allí dando vueltas por las tiendas con sus amigas. ¡Esta ciudad se fue al diablo! Bien, vamos a sacarle de allí y trasladarlo a la mesa quirúrgica para empezar el examen.

Justo en ese momento, Un tercer hombre entró a la sala. El médico forense y su asistente interrumpieron el análisis de rigor que realizaban al cadáver.

—¿Qué pasa, Will? ¿Por qué entras así?

—Doctor Adams tiene que venir un momento, hay una situación aquí...

—¿Qué clase de "situación"?

—¡Mejor venga usted mismo y hable con esta gente!

—¡Yo iré a tomarme un café! ¿Le traigo?—comentó el asistente del forense que moría por tomarse un descanso.

—Sí. Sin azúcar, por favor.

Los tres hombres salieron de la "Sala de Examinación" dejando el cuerpo sobre la camilla aún dentro del Bodybag. Al no escuchar más voces a su alrededor, el aterrado joven comenzó a forcejear con el cierre de la bolsa hasta abrirlo. Tomó una gran bocanada de aire al sacar la cabeza de allí.

Kai terminó de bajar el cierre de la bolsa y se sentó en la camilla para ver donde estaba metido. Estaba completamente desnudo y temblaba de frío. No sabía dónde estaba  y todos los instrumentos y equipos a su alrededor le resultaban aterradores. Al intentar bajarse de la camilla y apoyar su peso en sus pies, las fuerzas no le respondieron y cayó de boca al piso de baldosas dándose un tremendo golpe.

—¡Mierda! ¿Qué pasa conmigo? ¿Dónde estoy? ¡Tengo que salir de aquí!

Confuso por el fuerte golpe que se acaba de dar, Kai se arrastró hasta una mesa cercana y trató de sostenerse con esta para levantarse. Su cuerpo apenas despertaba de la parálisis a causa del estado de "Diapausa" en el que había entrado. Se había recuperado de sus graves heridas, pero le tomaría aún un buen rato recuperar todas sus funciones orgánicas a un nivel óptimo.

El frío que sentía era muy intenso y sufría pequeños espasmos corporales que eran muy dolorosos. Estaba mareado, confuso y su mente aun no recordaba los sucesos que le ocurrieron doce horas antes. Tambaleándose, Kai logró ponerse de pie a muy duras penas y sosteniéndose de todo lo que encontraba, empujó una puerta que le condujo a otra sala adjunta.

—¿¿Qué es este lugar??

Al tropezar con algo en esa sala mal iluminada, Kai tocó algo frío y sintió una muy rara sensación al tacto. Fue entonces cuando se acercó más  y vio que era un cuerpo ya examinado y cosido sobre una camilla. El joven gritó aterrado y cayó de nuevo al piso. Kai estaba rodeado de cadáveres. Horrorizado, se arrastró hasta acurrucarse en un rincón de esa fría sala.

A.D.A.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora