Capítulo 7. El Ejercito Celestial

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— Tuvimos que huir de nuestra casa porque estábamos en peligro ahí —le dijo con tono sereno— No sé porque querían atacarnos, solo sé que teníamos que protegernos, y protegerte —agregó. Los gestos de Lena cambiaron y una arruga se formó en el entrecejo.

— ¿Si nosotros no hemos hecho nada? —preguntó desorientada.

Valquiria tragó saliva, se sentía nerviosa. ¡Mierda! Exclamó mentalmente sin recordar la última vez que había estado nerviosa. Creo que cuando la volví a ver; pensó instantáneamente repasando las líneas suaves de su rostro.

— No es por lo que hemos hecho, es por lo que somos —indicó acomodándose en la cama— Lena, nuestra familia es diferente a otras familias de Aage o del mundo entero. Tanto la nuestra como la familia de Newén, Leonardo, y muchas más, pertenecemos a una especie de elite.

Valquiria movía sus manos con gracia como si canalizara su nerviosismo allí.

— ¿Pertenece a una logia? —preguntó inquieta. Creo que eso sería más fácil de explicar.

— A una raza —sentenció y vio los ojos de Lena expandirse.

— ¿No somos... —las palabras no lograron salir de sus labios. Valquiria movió ligeramente su cabeza negando.

— No somos humanos propiamente dicho. Somos una línea que tiene un ligero parentesco a los humanos. Somos más evolucionados —respondió. La palidez en Lena volvió, e inclusive podía sentir el latir de su corazón— Sé que esto es algo muy fuerte para escuchar así como si nada, pero me pediste la verdad. Y esto es solo una mínima parte de una verdad mucho mayor —comentó Valquiria— No sé si está bien que te diga todo de una vez y tampoco creo que pueda porque es mucho. Solo quiero que sepas que todo va a seguir siendo igual en tu vida, no tiene por qué cambiar —podía oír en su propia voz un ligero temblor que la obligó a detenerse.

— ¿Y porque tendría que cambiar? —preguntó con intriga.

La inexpresividad inundo el rostro de Valquiria, que se volvió como una máscara y Lena notó ese cambio. Poso con cuidado su mano sobre la de su hermana, en un gesto que le daba a Valquiria la fuerza necesaria para poder seguir hablando.

— La raza a la que pertenecemos es una especie de humano que solo tiene un objetivo en este planeta. Somos cazadores, también llamados kamikazes y ángeles terrenales; el ejercito de Dios en la tierra. Fuimos creados hace miles de años para matar criaturas que en tu vida normal solo existen en esas series y películas que te gustan —explicó— En nuestra vida, el entrenamiento empieza desde muy chicos. Todas las familias envían a sus hijos a la academia, donde se forman como cazadores y además de otras cosas —agregó notando el silencio sepulcral de Lena— Todo el tiempo que creíste que estaba en un internado en Berlín y en la universidad, me encontraba en la academia de cazadores donde Augusta me envió tras la muerte de nuestros padres.

Cada minuto que Lena permanecía en silencio le parecían millones de años. Veía sus gestos cambiar pero no decía nada. En un momento notó la brillantez de sus ojos y las lagrimas que se amontonaban en sus ojos. Valquiria le peinó el pelo con suavidad, rememorando una de las últimas noches en donde la vida de Lena aún era normal.

— La abuela no pudo haberte mandado a ese lugar, ella no me mentiría —exclamó con voz entrecortada. Valquiria no dijo nada, solo la miraba comprendiendo como las mentiras de su abuela repercutían en la ingenuidad de su hermana.

Lena estaba sufriendo; lo podía ver y hacía sentir a Valquiria inútil no poder darle las respuestas que necesitaba oír. Por un minúsculo momento, se puso en el lugar de Augusta; era entendible que le mintiera a Lena. Cómo iba a decirle que su hermana se estaba criando sola y austeramente recibiendo entrenamiento militar, mientras ella se divertía en el jardín con sus amigos y juegos.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Where stories live. Discover now