Capítulo 5. Legado de Sangre

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Era tan embriagadora esa adrenalina que poco a poco se acumulaba en su cuerpo. Comenzaba a sentir la metamorfosis a medida caía. Sonreía del placer de sentir el peligro, la muerte, a flor de piel. Nadie podía entender cómo se sentía porque nadie era ella. Casi milagrosamente cayó de pie. La mayoría del tiempo lo hacía; tenía una extraordinaria habilidad para sobrevivir a algunas situaciones. Se encontraba en medio de los licántropos. Muchos de ellos la vieron. Era una humana. Ellos olían su esencia desde kilómetros. Algunas respiraban embriagadoramente mientras otros se disponían a correr frenéticos hacia ella. Sacó dos pistolas y comenzó a dispararles en la frente; para ellos, las balas de plata allí eran totalmente mortales. Pudo deshacerse de algunos pero otros salieron ilesos. Corrió hacia los restos de las casas destruidas para ocultarse. Volvió al exterior; los demás cazadores ya estaban en tierra y solo algunos faltaban tocar el suelo. Azarosamente se encontró con Newén y Leo. Los tres se posicionaron espalda contra espalda, mirando con atención cada dirección. Giraban simultáneamente para vigilar el panorama.

— ¡¿Puede ser posible que siempre hagas eso?! —le dijo Newén enojado; sonaba casi paternal. Ella suspiró resignada, de tan dolo pensar en esos instantes le florecía la ira.

— Era eso o matar a alguno —sonrió con maldad. Se veía radiante y viva, como si estar allí era su única razón de existir.

— Concentrémonos en la situación —murmuró Leonardo disparándole a un licántropo que se aproximaba. Newén y Valquiria se miraron. ¿Justo él les pedía que se concentrara? Es el colmo, pensó.

— Abajo —gritó Newén viendo a una de esas criaturas estirar sus garras hacia ellos. Leonardo y Valquiria le hicieron casi. Él desplegó una de sus Ninjato y con un corte limpio le separo la cabeza del cuerpo.

— Solo quedan dos en nuestras manos —comentó Leonardo volviendo a erguirse. Su ropa estaba sucia y un poco cortada. El pelo atado comenzaba a separar algunos mechones que caían sobre sus pómulos. Valquiria disparó a la lejanía, quedándose sin balas y descartando el arma para reemplazarla rápidamente.

— Valquiria encárgate del que viene a las tres en punto y Newén vamos al de las once — indicó Leonardo. Los tres se miraron de acuerdo y fueron a dar batalla.

Leonardo corriendo con una velocidad sobrehumana hacia el licántropo y así hacerlo caer. Había una manera en que se movía casi salvaje. Newén, por su parte iba con una dirección concreta, su corazón. Con astucia, el primero se tiró al suelo y se dejó arrastrar hacia la criatura. Aquella cosa se veía como un lobo deformado, gigante, con ojos eyectados totalmente sanguinarios. Abría su boca en dirección a Leonardo. Newén supo aprovechar su foco de atención, dando un salto para ubicarse sobre el licántropo. Se irguió y deslizó con furia su espada en medio del corazón. En medio de gritos y desgarros, el lobo se movía de un lado a otro haciendo que Newén saliera despedido. Rodando entre la tierra Newén supo encontrar la orientación suficiente para ponerse de pie y posicionarse ante un posible ataque. También Leonardo se levantaba y corría hacia su amigo. Ambos observaron al licántropo gritar intentando deshacerse de la espada que tenía clavada. En medio de un suspiro lleno de cansancio, Leo sacó una de sus armas y le disparó a esa cosa hasta que la vio yacer en el suelo.

A unos cuantos pasos de ellos Valquiria se movía sigilosa, agachándose para evitar los ataques. El licántropo era mucho más alto que ella, pero intentaban ingeniárselas para aprovechar su tamaño a su beneficio. Después de herirlo con sus cuchillos, dio un salto sobre él. En el instante en que tuvo la oportunidad sacó sus armas para dispararle sucesivas veces en medio de su cabeza y su corazón.

La batalla había terminado. Los restos de licántropos y cazadores muertos yacían desparramados entre la tierra y los escombros de una vieja ciudad en ruinas. Quienes habían quedado con vida se encargaban de sacar los cuerpos, mientras otros conversaban o limpiaban su armamento después de la sanguinaria pelea.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora