CAPÍTULO 18: The good news

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Sam suspiró en el marco de la puerta de la habitación de su hermano. Habían pasado más de 24 horas y Dean seguía inconsciente en su cama. Habían comprobado que respiraba pero Sam seguía preocupado de que su hermano no se hubiese despertado todavía. Se preguntó si en el infierno podían matar un alma. Si cuando llegaron, quizá ya habían acabado con Dean.

Al fin y al cabo un mes allí eran como diez años, quién sabe si el alma de su hermano no había podido aguantar todas aquellas torturas.

Sintió las pisadas de Castiel detrás de él y en pocos segundos estaba a su lado.

-¿Cuándo va a despertar?- Preguntó casi desesperado.

-No lo sé, Sam.

-¿Podrías mirar cómo está su alma?- El ángel suspiró y asintió después, acercándose a la cama del mayor de los Winchester. Se remangó y se dispuso a introducir su mano en el abdomen del chico.

-¿Qué cojones estás haciendo, tío?- A sus oídos, su propia voz sonó ronca. Trató de incorporarse ligeramente en la cama, apoyándose contra el respaldo y quejándose. Todos sus músculos dolían, y no de la manera a la que últimamente estaba acostumbrado, rezaba porque aquello fuera real, y no parte de otra tortura mental de los demonios.

-¡Dean!- Gritó Sam acercándose hasta la cama cuando su hermano apenas había comenzado a recolocarse.

-Para.- Le pidió el rubio poniendo su mano delante de él.- ¿Esto es real?- Preguntó paseando su mirada de uno a otro, observándolos. Obviamente Castiel parecía el mismo de siempre por fuera, sin embargo su hermano tenía el pelo algo más largo, y casi podía ver nuevas arrugas que no recordaba en su rostro. ¿Cuánto tiempo habría pasado?

-Es real, Dean.- Contestó Sam. Rápidamente le tendió el cuchillo de los Kurdos que llevaba guardado en la cinturilla de los pantalones. El aludido le miró dudando y después recogió el cuchillo que su hermano le ofrecía.

Dean sabía lo que su hermano pretendía. Cuando Sam no sabía diferenciar entre la realidad y la ficción, cuando veía a Lucifer, él mismo le había enseñado la forma de deshacerse de él. Aquel simple gesto le hizo pensar en que aquello posiblemente era real. Pero ante todo quería asegurarse, demasiadas veces ahí abajo le habían hecho pasar por visiones como aquellas para al final hacerlas tornar en su peor pesadilla.

Se pasó el cuchillo de los kurdos por debajo de la muñeca. Aquello escocía como el demonio, pero no tenía nada que ver con lo que había sentido en el infierno, incluso podía decir que aquel dolor era soportable.

Soltó el arma, haciendo que cayese contra el suelo de forma sonora. Y levantó la mirada en dirección a Castiel y su hermano. Castiel se echó hacia atrás un par de pasos haciendo espacio a su amigo. Dean se tambaleó antes de que Sam y Castiel tratasen de ayudarlo para mantenerse de pie.

-Tranquilos.- Dijo estabilizándose mientras su hermano le apoyaba una mano en el pecho y otra en su espalda. –Estoy bien.- Comentó medio sonriendo y devolviendo la vista a su hermano. Este le miró un par de segundos antes de acogerle en un gran abrazo. Palmeó su espalda varias veces antes de que Dean se quejase.- Con calma, Sammy, tengo que volver a acostumbrarme a mi traje.

Sam se apartó dejándole espacio libre a Castiel, que le recibió de la misma manera.

-Déjame.- Dijo Cas poniéndole la mano en la frente.- Tu cuerpo lleva mucho tiempo estático, aunque lo he mantenido tal y como estaba, tus músculos deben estar agarrotados.- Explicó apartándose de él.

Dean comenzó a mover los brazos en círculos y después probó encogiendo las piernas, sonriendo al no notar esta vez ni pizca de dolor.

-Gracias, Cas.- Dijo apoyando su mano en el hombro.- ¿Dónde esta Emma?- Ahí estaba la pregunta que habían estado esperando que tardase en hacer. Sam miró al suelo mientras que Cas hacía lo propio con la pared, esquivando la vista del ojiverde.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora