CAPÍTULO 10: Dianna

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La cría llevaba más de media hora llorando. Emma no sabía lo que le ocurría, y le importaba más bien poco. Por eso le observaba desde la altura que le aportaba el que la criatura estuviese tumbada en el sofá y ella estuviese de pie frente a ella. No podía permitirse quedarse con ella, ninguna de las dos estaban seguras en presencia de la otra. Ella porque los berridos de la niña podían llamar la atención, y tenía a su grupo de demonios demasiado cerca de ella durante todo el día como para permitirse si quiera echarle un vistazo.

Y la cría simplemente estaba en peligro por estar cerca de ella. Si le encontraban, le mataban, simple y sencillo. No estaba segura de que aquello fuese a ocurrir, pero era de las cosas más probables.

Había llegado con un mes de antelación, y Emma no se había conseguido deshacer de toda la humanidad de las inyecciones hasta ese momento. Se reía sólo de pensar en la suerte que había tenido la cría con aquello, probablemente si hubiese seguido siendo como al principio, habría hecho algo para acabar con el embarazo. Suspiró al recordar que probablemente su yo anterior no se habría permitido si quiera plantearse aquello. Pero probablemente su yo pasado tampoco habría sido capaz de estar en aquel estado después de haber dado a luz.

Salió de la habitación y cogió una sábana para arroparla. Era un demonio, pero no pensaba dejar a la cría tirada en la calle sin nada para cubrirle.

Salió del cuarto con ella en dirección a la entrada de la puerta de la nueva casa que había tenido que alquilar después del percance con Castiel y Lucifer, aún llena de los restos de sangre del vecino. Aquel hombre había estado en el momento y lugar equivocados. Y una vez que estuvo en el descansillo hizo aparecer aquella sensación de vértigo en su estómago. Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir estaba en la puerta del búnker, la niña había dejado de llorar.

-Si llego a saber que eso funciona contigo, me habría pasado el rato apareciéndome y desapareciéndome por toda la casa.- Dijo observando a la criatura que meneaba las manos sorprendida hacia todos los lados.

Sacó el teléfono móvil del bolsillo trasero de su pantalón y después de desbloquearlo marco el número de teléfono de Castiel. La contestación no se hizo esperar al igual que el tono de sorpresa en su voz.

-¿Emma?

-Se llama Dianna.- Dijo esperando a que el ángel dijese algo al otro la línea.- ¿Sabes? He descubierto que los demonios tenemos algo que se llama integridad. Me pareció honorable ponerle su nombre.

-¿Dónde estáis? ¿Estáis bien?- Preguntó Castiel sin querer continuar con aquel monólogo por parte de la chica.

-En la puerta del búnker.- Contestó ella. En un gesto rápido se apartó el teléfono del oído y colgó. Dejó a la cría a en el suelo sabiendo que no tardarían en aparecer por la puerta y desapareció.

...

-¿Dónde estáis? ¿Estais bien?- Preguntó el ángel. Liz y Sam estaban con Rowena en la biblioteca. La bruja miraba algunos libros mientras que los otros dos le traían lo que ella les iba pidiendo. Castiel se había apartado hacia uno de los pasillos para evitar que le oyesen, después de tantos meses ninguno se había enterado de lo que había hecho para salvar a Emma y a la niña. Y tenía la sensación de que todo aquello iba a tardar instantes en descubrirse después de aquella llamada.

-En la puerta del bunker.- Contestó ella, y después se cortó toda la comunicación. Salió corriendo con el teléfono en la mano mientras los otros dos cazadores le llamaban sin saber a qué venía toda aquella carrera.

Subió los dos tramos de escaleras a toda prisa y salió por la puerta esperando encontrarse a Emma con la niña en brazos. Pero todo lo que encontró fue un bulto de sábanas en el suelo.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora