CAPÍTULO 8: The other ginger

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Siete meses después

Sam entro en el búnker, cargado con las armas y la ropa que se había llevado aquellos días. Seguían intentando por todos los medios encontrar a Emma, ya que los rumores que corrían eran cada vez peores.

Habían permanecido sin noticias de ella hasta unas semanas atrás. Le habían comenzado a seguir la pista después de que se escapase porque la Emma parecía dedicarse a acabar con todos los demonios que se encontraba por el camino, de ciudad en ciudad y de estado en estado. No fueron capaces de volver a encontrarla, parecía haber encontrado la forma de ocultar la marca de ellos.

Liz había sugerido interrogar a los demonios, al fin y al cabo si Emma les estaba dando caza debía correr algún tipo de información entre ellos que les diese alguna idea del patrón que la chica seguía.

Después de perseguir, encontrar y torturar a varios, habían recabado la suficiente información como para saber que la pelirroja parecía estar intentando armar un ejército en contra de Lucifer.

No sabía decir si estaba loca o era un genio. Pero tratar de poner en contra de Lucifer a sus creaciones estaba fuera de lugar. Y el problema es que si conseguía acabar con él y, tal y como pensaban, perdía la marca, los demonios podrían acabar con ella.

Mientras tanto la rubia y el ángel se habían quedado en Kansas, investigando un caso, no tenían nada mejor que hacer hasta encontrar una forma de sacar a Dean del infierno. El menor de los Winchester no parecía haberse dado por vencido en ese tema. Liz sabía lo importante que era aquello para él, y parecía enfrascado en encontrar alguna forma de hacerlo salir de allí

-¿Sam?- Se oyó la voz de Liz en la entrada del búnker. Apareció al final de las escaleras mientras el chico las bajaba con una sonrisa.

Porque esa era otra cosa que había aplacado la pesadez: Liz. Sin saber cómo, desde el día en que había estado con él en la habitación, tratando de consolarlo, todo había cambiado. Ella había estado durmiendo en el cuarto contiguo al de Sam. La misma noche en la que Emma se fugó, él continuó con las pesadillas que lo habían acorralado desde que había perdido a su hermano. Y sin decir nada, Liz se había deslizado junto a él, para tratar de seguir consolándolo. Hasta que una noche, se vio enredada en sus brazos y supo que estaba perdida. Que si él sufría, ella también lo hacía, y que si él quería ir al fin del mundo, ella iría detrás.

-Hey- saludó el chico. Con la mano que le quedaba libre la agarró de la cintura y depositó un suave beso en sus labios. Liz sonrío, siguiéndole hasta la habitación mientras él iba a dejar sus cosas.

-¿Alguna novedad?- Preguntó por los pasillos del refugio.

-No demasiado.- Dijo dejando la bolsa encima de la cama y comenzando a sacar su ropa.

-Dispara.- Comentó ella ayudándolo. Cogió algunas prendas de ropa y se las acercó a la nariz para olfatearlas y después poner cara de asco.- ¿Dónde coño te has metido?

-Acabe cayéndome en una alcantarilla persiguiendo a uno.

-¿Ahora copian los hábitos de los cambia formas o qué?- Preguntó la rubia cogiendo en brazos varias prendas y saliendo de la habitación con él detrás llevando otro cúmulo de ropa.

-Ofrecen muchísima más resistencia. Están asustados.- Liz se giró para mirarlo con cara de extrañeza mientras iban a la par por el pasillo en dirección a la lavandería.- El último que cogí me confesó que prefería mil veces morir a mis manos que tener que enfrentarse a ella.

-Joder.

-No sé en qué está pensando. Ni tampoco entiendo por qué de repente desapareció del mapa. Liz, este demonio me ha dicho que están esperando instrucciones. Ni si quiera parece haberse parado a pensar en lo que pasará si consigue acabar con él.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora