CAPÍTULO 14: Don't sleep

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Por un momento lo único que se oyó en la sala fueron sus respiraciones aceleradas, unos segundos más tarde el sonido del cambiaformas contra el suelo, y después Emma estaba cayendo tras él.

Dean se acercó rápidamente, mientras ella caía hacia delante, llegando a tiempo para que chocase contra su pecho pecho. La apartó ligeramente la cara con la mano tirando suavemente de su nuca.

Ella apretaba los ojos con fuerza. Le había hundido el cuchillo en el hombro, y la herida sangraba bastante.

—Emma, vamos, mantén los ojos abiertos. Te juro que si te duermes voy a estar llamándote Gin toda la vida—abrió los ojos, haciéndole sonreír. Realmente odiaba aquel mote —. Así me gusta. ¿Puedes andar?— asintió, y el cazador puso uno de los brazos alrededor de su cintura para que pudiese apoyarse.

Sam aún se estaba levantando del suelo, el último golpe debía haberle dejado realmente atontado

—Sam, ¿estás bien?— le preguntó, sin soltar a la tambaleante Emma.

—Sí—respondió, respirando con dificultad.

—Tenemos que salir de aquí, ni si quiera sabemos si estaba sólo.

Pasaron por la puerta de la sala, y anduvieron hasta llegar a la zona donde estaba la trampilla. Sam ascendió primero y les esperó ennla superficio.

—Sube, voy detrás de ti— el mayor de los hermanos no dio espacio y, en cuanto subió dos peldaños de las escaleras, se puso tras ella. Si perdía el equilibrio, podría sujetarla.

En el momento que su cabeza estuvo fuera, Sam la cogió por debajo de los hombros y la subió él mismo. Apenas unos segundos más tarde aparecío otro.

La pelieroja apenas podía sostenerse y Dean le tiró las llaves a su hermano, acercándose a ella y, con un movimiento rápido, pasó un brazl por debajo de sus piernas, apoyando el otro en su cadera, mientras Emma se agarraba con una mano a la camisa por su pecho y con la otra cogía la parte de atrás de su camisa.

—Conduce— ordenó—. Tenemos que contactar con Castiel como sea.

Hicimos el camino al coche corriendo y, cuando llegaron, Sam les abrió la puerta y su hermano se metió con ella en la parte de atrás, como pudo, manteniéndola en sus brazos.

—Te he dicho que mantuvieses los ojos abiertos, Gin. —le reprochó, nervioso y casi a gritos, mientras con la mano le apartaba el pelo de la cara y después la dejaba en su mejilla. Sam se ponía a conducir.

—No me llames Gin—insistió en un susurro.

—Pues quédate despierta— esperó un par de segundos a que abriese los ojos—. ¿Gin?... ¿Emma? Joder, Sam tenemos que buscar un hospital. Ve más rápido— pidió, metiéndole prisa.

—¡No puedo pisar más Dean!— el rubio sacó su teléfono del bolsillo y marcó a Castiel, que parecía determinado a ignorar sus ruegos.

Necesitaba que apareciese. Siguió intentando hablar con él mientras, a la vez, trataba de despertar a Emma. El coche dio un giro brusco en el parking del hospital y bajó corriendo del coche con la pelirroja.

...

Le dolía todo. Joder, era horrible. Intentó identificar de dónde venía el dolor, pero estaba totalmente atontada. Intentó concentrarse y recordar qué había ocurrido.

Cambiaformas. El cambiaformas estaba a punto de matar a Dean.

Abrió los ojos rápidamente y trató de incorporarse. Mala idea. Alguien la presionó sobre el hombro, obligándole a tumbarse de nuevo.

Pero el suelo no estaba duro, todo lo contrario, era blando y mullido. ¿Y si había muerto? No, estar muerto no podía doler.

—Emma ¿qué haces?— preguntó alguien con la mano apoyada aún sobre su hombro.

Volvió a abrir los párpados, encontrándose con unos ojos verdes mirándole preocupados.

—Dean —su voz sonó áspera y ronca.

—Buenos días, bella durmiente— saludóbel aludido con una sonrisa irónica.

—¿Dónde estamos? — intentó acordarse del cambiaformas—. Dios mío— levantó la mano para tocarle el abdomen. Ahí era dónde se había dirigido el cuchillo—. ¿Estás bien? El cambiaformas...

—Estoy bien— aseguró serio, cogiéndole la mano y apretándola ligeramente—. No llegó a tocarme —suspiró aliviada.

—¿Y Sam?

—Ha ido a por un café. ¿Cómo te encuentras?— preguntó, sentándose en la silla de al lado de la cama mientras ella calibraba su respuesta.

—No sé qué es lo que me duele más— dudo, revisándome. Tenía una venda cubriéndole desde el codo hasta la muñeca en el brazo izquierdo y cuando intentó mover el derecho, notó un dolor lacerante en el hombro.

—Será mejor que no muevas demasiado ese brazo— le advirtió.

En ese momento, Sam entró por la puerta con un vaso de café en la mano.

—Eh, como está nuestra rompe culos.

—¿Rompe culos?

—Te cargaste tú solita al cambiaformas— informó Sam.

Emma le dirigió una mirada de refilón a Dean que, como respuesta, emitió una media sonrisa.

—Me cargo a mi primer monstruo y no lo recuerdo— dijo con sorna— . ¿Cuándo me van a dar el alta?

—El Doctor estaba esperando a que te despertases para revisarte.

—Voy a llamarlo— comentó Dean, haciendo amago de levantarse de la silla y soltándole la mano. Ella ni siquiera se había dado cuenta de que habían permanecido así todo el rato.

—Ya voy, yo, total estoy de pie—Dean no se quejó cuando volvieron a quedarse a solas.

—Así que el aprendiz ha superado al maestro. Bueno a los maestros en este caso—bromeó la chica—. Te dije que iba a repartir leña.

—No te emociones, Beatrix Kiddo, casi te matas en el intento. Aunque tengo que darte las gracias— lo miró confundida—. Me salvaste el pellejo, te debo una— Emma se quedó sin palabras, apenas llevaba dos semanas con ellos, pero si de algo se había dado cuenta, era de que a Dean le costaba tanto dar las gracias como pedir perdón—. Nos diste un susto de muerte— confesó, bajando la cabeza.

—Joder, Dean—ahora era él el que le estaba mirando sin entender nada —. Me había prometido que me caías mal. Ahora voy a tener que cogerte cariño.

El cazador levantó una ceja, gesto que hacía casi constantemente, y puso una mueca irónica.

—¿Qué le vamos a hacer? Es difícil odiarme.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora