CAPÍTULO 5: Yellow or blue

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El ángel llevaba horas fuera. Siendo él no era nada raro. Cuando hubo problemas en el cielo, habían llegado a pasar incluso un año sin noticias suyas.

Sam y Dean apenas habían hablado desde que el otro había desaparecido. El mayor estaba bastante cabreado con él. Pensaba que después de tantos años debían haber aprendido algo, pero siempre que el culo de uno de los dos estaba en peligro, el otro mandaba todo a la mierda con tal de salvarlo.

Y aún así, tampoco podía culparlo, sabía que habría hecho lo mismo, y eso era lo que más le molestaba. Saber que probablemente entre los dos se cargarían el mundo.

No supieron cuánto tiempo había pasado. El rubio se había dejado caer boca-abajo en una de las camas, y le había resultado tan cómoda bajo esa colcha de flores, que se había quedado totalmente dormido en menos de dos minutos. Notó un par de toques en el brazo y abrió un poco los ojos.

-¿Qué quieres Sam?

-Shh, escucha- dijo apuntándose con un dedo el oído y después a la pared que daba al cabecero de la cama. El rubio incorporó un poco la cabeza y se quedó mirándola, como si pudiese traspasar la pared con una visión de rayos X. Después de unos momentos sin oír nada observó a su hermano con cara de odio.

-Me has despertado sólo para oír el silencio- justo en ese momento oyó un grito en el que alguien parecía estar desgarrándose la garganta, y tras ello ruido de cristales rompiéndose. Después se escuchó casi como si alguien estrellase algo más pesado.

El mayor de los Winchester se incorporó rápidamente en la cama, cogió el cuchillo que tenía debajo de la almohada y salió corriendo por la puerta de la habitación del motel con Sam detrás. Los golpes se sucedían uno después de otro, sin parar. Como si esa habitación tuviese muebles infinitos que romper contra el suelo y las paredes.

Giraron a la izquierda y se pararon delante de la puerta de la habitación que tenían a continuación de la suya. Sin pensarlo, el rubio dio una patada y abrió la puerta haciendo que rebotase contra la pared.

Sam entró antes que su hermano con una pistola en la mano, apuntando a todas partes. El rubió pasó a la habitación mientras el otro cazador iba hacía el baño. Era algo más pequeña que la suya, aunque con el mismo tono verde vomitivo en la pared, y una cama de matrimonio en vez de dos individuales.

No vio nada hasta que no reparó en el hueco entre la cama y uno de los armarios empotrados que habían al otro lado de la habitación.

De repente algo o alguien le saltó encima. Ambos cayeron al suelo y el cuchillo salió disparado de su mano a un par de metros.

-¡SAM!- escuchó alboroto en el baño y en ese momento la puerta del mismo se cerró. Su hermano se puso a darla golpes intentando tirarla a bajo.

Giró la cabeza para ver lo que tenía encima de él. Lo primero en que se fijó fue el pelo. Unos largos rizos pelirrojos le caían encima de la cara, dificultándole ver nada más de aquella persona. Salvo sus ojos. Amarillos. Completamente amarillos.

-¿Pero qué...?-no pudo terminar la frase, la mujer, o el demonio que estaba dentro de ella, le dio un puñetazo en la cara, seguido de un rodillazo en la entrepierna. Aquello le dejó bastante aturdido y encogido en el suelo. Sintió como la carga de su peso desaparecía y al abrir los ojos otra vez, se dio cuenta de que estaba gateando en busca del cuchillo.

Dean se levantó rápidamente y se tiró encima de ella cuando estaba a punto de alcanzarlo. En ese momento Sam consiguió abrir la puerta del baño. Cogió el cuchillo mientras el rubio se levantaba de encima de la chica. Ella no fue tan rápida, y le dio tiempo a cogerla y colocarla de modo que Sam tuviese acceso fácil a su corazón. Cuando iba a clavárselo el mayor cayó en la cuenta de lo de sus ojos amarillos y tiró de ella para apartarla.

-¡Espera! ¡Mira sus ojos!

-Azazel?- preguntó Sam confuso.

-Azazel hace tiempo que no está. Es bueno encontrar a los responsables-dijo con una voz gutural.

-¿Quién eres?- la chica se retorció entre los brazos de Dean y estuvo a punto de mandarle a paseo.

-¿Yo? ¿O la pequeña niña que hay metida en este cuerpo, gritando por su vida?- Sam se acercó y puso sobre su garganta el cuchillo de forma amenazadora.

-Sam, sus ojos son distintos a los de Azazel- de repente la chica pegó un grito, y un humo de color negro comenzó a salir a borbotones de su boca. La pelirroja perdió fuerza, y arrastró con ella al mayor de los hermanos mientras el humo se iba por una de las rejillas de ventilación. Apenas le dio tiempo a colocarla en sus brazos antes de que llegase al suelo y se dejase la cabeza contra el mismo.

Sam se acuclilló a su lado y le tomó el pulso en el cuello.

-Esta viva - el rubio observó como su pecho se levantaba con cada respiración acelerada, y empezaba a abrir los ojos. Esta vez eran de un azul claro, tan claro que parecía que le iban a chupar el alma.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora