Capítulo 23

257 12 0
                                    

Cinco días, cinco días sin saber nada de Esmeralda, he ido a su casa pero nunca está. Conseguí la dirección de su Universidad pero nadie sabe de ella. La he llamado y le he mandado mensajes, pero me manda a buzón. 

 Estoy muy preocupado por ella, y por Bou. Quiero saber cómo están. 

Desde ese día Daniela me busca, me sigue, y hasta entra a mí departamento sin mi consentimiento. 

No puedo mentir, Daniela está creando muchas confusiones en mí, pensé qué me gustaba Esmeralda, pero ahora qué llegó Daniela, no estoy tan seguro.

El timbre me saca de mi ensimismamiento, me dirijo hacia la puerta y, abro.

—Esmeralda —digo sorprendido.

—¿Puedo pasar? —sus ojos están rojos e hinchados, y tiene ojeras. Mi estomago se estruja, y mí pecho se comprime.

—Claro qué sí —entra con Bou.

—Solo quiero que me expliques qué fue lo qué pasó para poder irme tranquila —susurró, acariciando el pelaje de Bou. Me senté en el sofá frente a ella.

—¿Qué quieres saber exactamente? —pregunté incomodo.

—¿Te gusta Daniela? —vacilé.

—No lo sé.

—¿Te gusta?.

—No lo sé.

—¿Sí o no?.

—No lo sé.

—Axel, no te hagas el idiota, tú sabes lo qué sientes, así qué sé sincero.

—Me atrae —admito.

—Bien —me remuevo incomodo ante su mirada.

—Lo siento.

—¿Por qué?.

—¿Por qué, qué?.

—¿Qué es lo qué realmente sientes?. ¿Sientes haberme lastimado?. ¿Sientes haberme hecho ilusiones?. ¿Sientes estar enamorado de otra persona?.

—No estoy enamorado de ella —rió.

—Lo estás.

—No.

—¿Por qué lo hiciste Axel?. ¿Por qué no me dijiste desde un principio tus sentimientos hacia ella?. ¿Por qué no me dijiste la verdad?.

—Yo no quise hacerlo, bonita. Lo juro. En serio creí qué sentía algo por ti —en sus ojos vi un destello de rabia, inseguridad, tristeza, y... Decepción. Está decepcionada de mí.

—Me lastimaste, incluso ahora, me lastimas —su voz suena rota, y las ganas de llorar, llegan a mí. —Mí vida no fue fácil. Yo vi como mataron a mí hermana, y vi como poco a poco mí familia se derrumbaba. No fue fácil, incluso ahora tampoco lo es. Pero sentía qué contigo... Las cosas iban a ser diferentes. Pero me heriste, me lastimaste, y engañaste. Me engañaste por no decirme tus sentimientos, por no aclararme las cosas. Y ahora qué las aclaras, ahora qué me dices tus sentimientos, es demasiado tarde. Ya estoy enamorada de ti, Axel —una lágrima cae por mí mejilla derecha, y el nudo en mí garganta no me permite hablar.

—Ella me hizo mucho daño, Esmeralda. Daniela era capaz de herirme y curarme, incluso ahora, es así. Perdóname por no aclarar mis sentimientos, perdóname por no pensar en las consecuencias de mis actos, perdóname por herirte, mentirte y engañarte. Perdóname por no ser sincero. Tú eres una persona maravillosa, carismática, hermosa, honesta, humilde y con un gran corazón, y sé qué no eres capaz de lastimarme. Pero Daniela, ella tiene algo qué me encanta, ella me salvó de la muerte, ella me ayudó, yo estoy e... —me interrumpió.

—No —sollozó —No lo digas por favor. No quiero escucharte diciéndolo, no quiero Axel. No quiero creer qué no me quieres, yo... ¿Qué hice mal?.

—Cariño, cariño no hiciste nada mal. Si pudiera decidir a quien amar, sin duda te elegiría a ti.

—Pero no puedes elegir, y sin duda, estás enamorado de ella. Yo... —miles de gotas salían de sus hermosos ojos, y yo solo quería que la tierra se abriera y me tragara para siempre.

—Perdón bonita, perdón.

—Ya está hecho, Axel —cuando iba a responder, el timbre me interrumpió.

—Perdón —me dirigí hacia la puerta. 

—Amor —se me lanzó encima y me abrazó.

—Dame espacio, Daniela —susurré. Se separó de mí y  vio dentro del departamento.

—Ah ya veo, tienes visita. Hola Melda —entró a la casa. Resoplé frustrado, cerré la puerta, y la seguí. Esmeralda se levantó del sofá.

—Me llamo Esmeralda —dijo con una sonrisa falsa.

—Melda me gusta más, cariño.

—No me importa.

—Bien —susurró Daniela, sonriendo —Y bueno, ¿Ya te diste cuenta de qué Lex solo tiene ojos para mí? —los ojos de Esmeralda se cristalizaron, pero rápidamente obtuvo una expresión fría.

—Sí. Me dí cuenta desde hace mucho.

—Es tan bello, ¿verdad? —agarró mí mano, y yo... Yo no la quité.

—Lo es. Creo qué mejor me iré.

—¡No! —gritó Daniela —Quédate, veamos una película juntos, ¿te parece?.

—Yo...

—Di qué sí, es para conocernos más.

—Está bien —se sentó otra vez en el sofá. Sé porqué lo hizo, no quiere verse débil delante de Daniela, no quiere que ella vea que esto la afecta. Es tan fuerte, y yo soy tan tonto.

 Durante toda la película Esmeralda no dejaba de sorber su nariz, y Daniela parecía un chicle pegado a mí. Debo decir, que ni siquiera le estaba prestando atención a la película, no sabía qué hacer, había mucha tensión.

 La película terminó por fin.

—Bueno chicos, ya vengo, iré a tú cuarto Lex, voy a poner un regalo qué te traje allí —me dio un beso en la comisura de mis labios y se dirigió a mí habitación, canturreando sus caderas de forma exagerada.

Esmeralda empezó a sollozar y empezaron a brotar lagrimas de sus ojos, se levantó y se acercó a mí, e hizo algo inesperado... Me abrazó. Me abrazó mientras lloraba. La atraje más a mí cuerpo como si es fuera posible, y traté de qué parara de llorar, pero no paraba.

—Bonita ya, por favor —acaricié su cabello.

—Perdón Axel, perdón. Es solo qué... Quiero abrazarte, quiero creer qué tú sientes lo mismo qué yo siento por ti, quiero tenerte conmigo, aunque sé qué eso... Sé qué eso no pasará.

—Yo te quiero bonita.

—Tal vez lo hagas. Pero a ella la amas.

—Lo siento —sollozó otra vez, y agarró mí camisa en puños. Un carraspeo nos interrumpió.

—Siento interrumpir, se ve que estaban muy a gusto.

—No —Esmeralda se separó de mí, y agarró a Bou —Tranquila yo ya me voy.

—Es una idea excelente.

—Adiós —Esmeralda se dirigió a la puerta, y yo la seguí.

—Siento mucho todo, bonita —me regaló una sonrisa tensa.

—También yo, pero son cosas qué pasan, supongo.

—¿No sabré más de ti? —pregunté.

—No lo sé. Necesito algo de tiempo.

—Está bien.

—Adiós Axel —salió de la puerta. Agarré su codo y la atraje hacia mí, besé su coronilla 

—Te quiero mucho bonita.

—Espero qué te vaya bien con ella —sin dejarme responder, se fue.

 Y mí peor error fue no seguirla.

Más Allá Del CieloWhere stories live. Discover now