Capítulo 10

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—¡Ayuda, por favor! —grité mientras tenía a cargada a Daniela. Un doctor se acercó con una camilla donde la coloqué.

—Por favor joven, quédese aquí, y llene los datos que les pedirá aquella señorita.

 Estuve una hora esperando que el doctor saliera pero nada, las enfermeras me decían que esperara y me calmara, porqué no hacía más que moverme de un lado a otro. Pero estaba desesperado, muy desesperado.

—Familiares de Daniela Lee —levanté mí mano, el doctor asintió —Tiene un par de cortes en sus muñecas y otras en la cara, hubo un pedazo de vidrio que quedó en su barriga y perdió mucha sangre, gracias a Dios no fue tan grave, y la paciente está estable. 

—¿Puedo verla?.

—Claro que sí, pero le agradecería que no deje que se agite o haga algún movimiento que le haga más daño —me dirigí hacía donde el doctor me señaló, y ahí estaba. Con los ojos entrecerrados, con un pequeño corte en su cara, y grandes en su muñeca. 

Que dolor mirarla así.

—Bonita —me senté a su lado.

—Lamento que me vieras así, Axel —bajó la mirada.

—Yo lo lamento más.

—Yo... no quería hacerlo pero, quería sentir el dolor que siente mi corazón. 

—No quiero que lo vuelvas a hacer, fue muy doloroso verte así —acaricio su palma.

—¿Por qué fue doloroso? —nuestras narices estaban cerca, y su aliento golpeaba contra mí boca. Que tortura.

—Porqué te quiero, eres mi amiga —se separó de mí rápidamente. ¿Acaso dije algo malo?.

—Amigos.

—Muy buenos amigo —beso su mejilla.

—Prometo no volver a hacerlo.

—Hagamóslo más interesante, nos tomaremos una foto los dos con los dedos juntos para que la promesa sea sagrada.

—¿Por cuánto tiempo me tengo que quedar aquí?.

—El doctor dijo que podemos regresar a casa, pero debo cuidarte mucho. Como la ves, soy tu niñero, bonita —rió.

—Gracioso.

—Eres hermosa Daniela.

—Gracias. 

—Hora de irnos bonita.

  Cuando llegamos ella fue directo al baño, a recoger todo lo que hizo. Reí. Después de casi media hora, bajó.

—Quiero ver a mi hermano.

—Hoy no, es sábado y sabes que no se puede -se colocó frente a mí, rodé los ojos. Aquí vamos.

—Pero solo es para saber como está, no sé sí come bien, si lo bañan bien, por Dios una enfermera puede estar tocando el cuerpo de mi hermanito.

—No me vas a convencer, bonita. No, es no.

—Entonces voy sola —se encogió de hombros.

—No, no vas ni conmigo ni con nadie, ni sola, es mi última palabra.

—Está bien —bufó.

—Son órdenes del doctor bonita, tienes que seguir sus reglas para que puedas seguir viendo a tú hermano.

—Lo sé, lo sé, pero me preocupo por él, si fuera por mí estaría todo el día con él —acarició mis dedos.

—Cualquiera que nos viera, pensaría que tenemos una relación.

—¿Tú piensas en una relación conmigo? —me tenso inmediatamente. —Lo siento, yo...

—No... perdóname por lo qué quiero hacer.

—¿Qué quieres hacer?.

—No quiero acabar con nuestra amistad, bonita. Eres muy importante para mí.

—No va a pasar nada, lo prometo. Nuestra amistad no va a acabar, solo quiero que me digas que quieres hacer —estamos muy muy cerca.

—Solo... —uno mis labios a los de ella como si no hubiera fin, desde la primera vez que la vi, quería besarla. Por un momento se quedó paralizada, así que decidí que debía parar, pero la mano que estaba en mi mejilla, paró en mi nuca, acercándome más a ella, como si eso fuera posible. Pero como todo ser humano, nos separamos por falta de aire.

—Lo siento tanto Daniela.

—No importa, si lo querías hacer, está bien. No se volverá a repetir, y tu y yo seguimos como amigos —me sonrió tranquilamente. ¿Acaso este beso solo me afectó a mí?.

—Sí, perdón, bonita —besé su mejilla y me dirigí a mi habitación.

 "Tu y yo seguimos como amigos". ¿Es eso lo que ella quiere?, ¿Solo yo quería ese beso?. ¿Solo quiere ser mi amiga?. Esas y muchas más preguntas, rondaban en mí mente. 

 Amigos, solo amigos. Dios no sé porqué me duele tanto, eso es lo que somos y lo que siempre seremos, amigos. Los lindos amigos que se besaron, y todo va a estar normal entre ellos. Lindo. Me encanta, nos besamos y seguimos siendo amigos. Súper bien.

 Alguien toca la puerta.

—Adelante.

—Axel, ¿Qué quieres comer?.

—Todo lo que es comestible yo lo como —bromeé.

—Bueno, como hoy tengo mucha pereza, haré un poco de café. ¿Te parece?.

—Si, si —asentí. Cerró la puerta y la volvió a abrir.

—Oh y, ¿Axel?.

—Dime bonita.

—Besas muy bien, demasiado bien —sonrió nerviosa.

 ¿Qué estás haciendo conmigo Daniela?.


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