Capítulo 18: Como el trueno y el relámpago, vamos juntos.

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-Louis quiere hablar contigo sobre algo mamá.-
Anne lo miró con desconcierto pero asintió lentamente.


-¿Hablar? De acuerdo..., toma asiento cariño, te escucho.-
Louis se sentó en el gran sillón marrón opuesto al sillón de Anne y el rizado se sentó junto a él.


-Creo tener una leve sospecha de qué es de lo que quieres hablar.- Anne espetó y ambos chicos se miraron extrañados. –Es un tema algo de difícil e incómodo pero siéntete en confianza de hablarlo conmigo con total libertad Louis.-


Louis estuvo a punto de hablar pero Anne lo interrumpió continuando con su palabrerío.


-Sólo pido que se cuiden. Sé que ninguno de los dos tiene enfermedades, pero siempre es bueno usar preservativos. Sé cuidadoso con mi niño, él aún no estuvo con ninguna persona anteriormente y esto es nuevo para él.-
Louis miró a Harry y tuvo que esforzarse intensamente para reprimir la carcajada que amenazaba con salir, la cara del rizado estaba completamente roja.


-Descuide señora, no vine aquí a hablar sobre eso.- Explicó el ojiazul mirando nuevamente a Harry, quién agachó aún más su cabeza totalmente apenado. –Vine aquí a pedirle permiso para que deje ir a Harry a una pequeña excursión. Los padres de Liam tienen una pequeña casilla en las afueras de la ciudad, y mañana iremos todos a pasar el fin de semana, ¿Lo dejaría ir?-
Anne se quedó pensando por unos momentos.


-La última vez que te lo encargue lo trajiste a casa a las once de la noche Louis.- Habló la pelinegra, recordándole al castaño lo mal que había empezado la relación con su suegra. Louis soltó un suspiro y chasqueó la lengua.
-De acuerdo, me disculpo por eso. Esta vez me comprometo a cuidarlo bien, enserio, por favor déjelo ir. – El ojiazul hizo su mejor cara de perrito mojado esperando que diera resultado en la pelinegra. Esa táctica nunca le fallaba y no le falló. La mujer cedió y finalmente aceptó dejar ir al rizado. Ambos chicos sonrieron triunfantes y emocionados para que llegase el siguiente día.


*

Sábado 13:00 p.m


-¿Llevas repelente contra insectos? Habrán cientos allí, no lo olvides.-
Harry asintió ligeramente mientras su vista repasaba cada una de las pertenencias que estaban desparramadas en su cama; esperando ser acomodadas en su mochila.


-Lleva muchos abrigos, recuerda que en campo abierto de noche se pone aún más fresco que en la ciudad.- Espetó la pelinegra, mientras doblaba un par de pantalones jeans del rizado.

Harry se dirigió a su clóset sacando tres sweaters de lanilla y arrojándolos a la cama, junto a las demás cosas.


-Harry no veo por ninguna parte tus pastillas.- Habló la mujer mientras observaba las pertenencias separadas por el rizado.


-¡Oh rayos, casi las olvidó!- Harry se dirigió con rapidez a su pequeño baño, tomando todas las proteínas y vitaminas que necesitaría para estar esos dos días.


-Procura no olvidarte nada. Ya son la una y a las dos pasan por ti cariño, date prisa.-


-¡Mamá me estás poniendo más nervioso de lo que ya estoy!- Chilló el ojiverde.


-¡De acuerdo, de acuerdo! Iré abajo a prepararte algunos sándwiches.-

Harry suspiró pesadamente. Estaba muy nervioso y ansioso. Empezó a empacar las cosas dentro de su mochila y luego le dirigió una leve mirada a Mordiscos. Pensó por unos instantes y finalmente tomó al peluche para también guardarlo dentro. No interesaba lo que los chicos pudieran decir, él sin su peluche no podía dormir.

Our Star. {Larry Stylinson} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora