Capítulo 3: Choque de estrellas de neutrones.

219K 19K 65.3K
                                    

"...y sus ojos verdes sonríen cansados, parece que le duele, está bien, no te haré más daño. Pero, ¿Qué puedo yo hacer si la felicidad invade mi corazón cada vez que tú derramas una lágrima?."



Después de unas cuarenta miradas del rizado hacía el reloj en un intento en vano de hacer que sus manillas corrieran más rápido, al fin sonó el timbre del receso.

La educación en esa escuela era completamente diferente a lo que Harry estaba acostumbrado; eran mucho más exigentes.

Pensó que ya no tendría tanto tiempo libre, pues tendría que pasarse horas en su cuarto completando las tareas e imaginó a su madre saltando de alegría porque vería menos a su muchachito rizado por la casa.

-¿Vienes a la cafetería conmigo?- La voz que empezaba a sonarle familiar del rubio habló, sacándolo de sus pensamientos. Harry asintió mientras se incorporaba.

-Claro, vamos.-

Tomó el pequeño bolso con medicamentos y siguió al rubio fuera del aula, éste le lanzó una mirada de curiosidad a lo que Harry llevaba entre manos.

-Puedes preguntar, adelante.- Espetó en un tono amable haciendo que el rubio lo observara con intriga.

-...¿Qué llevas en ese bolso?- Soltó rápidamente y acto seguido se llevó una de sus manos a su boca mordiendo nerviosamente sus uñas.

-Son medicamentos.- Respondió Harry con simplicidad mientras ambos caminaban a la par por el extenso pasillo rumbo a la cafetería.

-¿Medicamentos? ¿Estás enfermo o sólo lo usas para... tú sabes...- Habló con un tono condescendiente.

Harry lo miró sin entender.

-Ya sabes...para drogarte.- Niall soltó por lo bajo, mirando hacia todos lados preocupado porque nadie lo haya oído.

El rizado rió.



-¡Por supuesto que no!- Dijo entre leves risas.

Niall suspiró relajadamente.



-Estoy enfermo, y supuestamente necesitaré de estos por el resto de mi vida para poder vivir.-

Soltó con simplicidad, como si fuera la cosa más normal de mundo, y de hecho para él lo era. Estaba acostumbrado a lidiar con ello desde el día de su nacimiento, no podía imaginarse viviendo una vida común como las demás personas. Él tenía que ingerir cada día de su vida vitaminas y proteínas que lo fortalecieran.

-Lo siento...- Murmuró Niall mirándolo con ojos de pena y lástima.

Podría decirse que Harry estaba acostumbrado a que lo vieran con esa misma mirada cada vez que él contaba su historia. Pero no lo estaba. Odiaba esa mirada, lo hacía sentir como si fuera la persona más rara del mundo, y aunque Harry sabía que parte lo era, le gustaba creer que no.

-No lo sientas, está bien por mí.- Contestó firmemente mientras su mirada decaída se dirigía al paso lento de sus converse blancas.

No se dijo más nada hasta llegar a la cafetería.

No había más nada que decir.

La cafetería era un lugar espacioso lleno de grandes mesas puestas en fila, no muy separadas la una de la otra. Por lo que si contabas que te habías tirado a una chica la noche anterior, la mesa de al lado lo sabría, y al instante la otra, y la otra, y así sucesivamente. Los chismes corrían con rapidez en aquella escuela.

Our Star. {Larry Stylinson} TERMINADAWhere stories live. Discover now