-      ¿Adorable? ¿Irresistible? ¿Encantador? –Bromea con picardía y yo arqueo mi ceja intentando ocultar que me divierte.

-      Engreído también. –Revoleo los ojos y lo siento acercarse a mis labios.

-      Bueno, eso no descarta lo anterior nombrado.

-      ¡Oh, alguien se quiere quedar sin sexo!

Tyler se aleja para mirarme sorprendido y riéndose sin poder parar al parecer. –Usted manda.

-      Así es. –Tomo su nuca con mi mano acercándolo a mí. Sentir su calor y como todo se acopla al mío sin prejuicio alguno... ¿Puedo llamarlo amor ya o tengo que esperar diagnosticarme con falta de cordura?- Yo suelo mandar. –Mi nariz se arruga con una sonrisa y mis labios encuentran los suyos de nuevo.

Sus labios se vuelven salvajes y su lengua no tiene piedad alguna sobre mí. Bajo mis manos por su espalda, aprovecho cada centímetro que pueda tocar de esta, bajo por sus brazos tonificados y con sus músculos marcados por su pesos sostenido en ellos, tengo que envolver su cintura con mis piernas intentando un nuevo encuentro porque su pasión está consumiéndome, mi pelvis se mueve en su dirección pero él se encarga de presionar lo suficiente como para que me quede quieta, hasta que suelta nuestro beso dejándome sedienta de más.

-      Tú mandas. –Dice jadeante con la voz áspera seguido de una media sonrisa.

El teléfono se hace parte de nuestra intimidad sonando con insistencia. Primero una vez, sus labios bajan de mi boca hasta mi cuello sosteniéndome de sus hombros gruesos;  segunda vez, lo escucho gruñir con cierto deseo encontrando mis senos y llevándolos a su boca haciendo que el sonido sea sordo ahora pero la tercera Tyler se pone alerta y ahora no sé si es el suyo o el mío quien interrumpe este momento, aunque ahora mismo estoy segura de que el mío lo deje arriba. Él sale de encima de mí desnudo, dándome una mejor vista a su trasero, no puedo evitar reírme así que me tapo con la sabana y Tyler consigue su teléfono; se detiene unos segundos antes de ver el remitente y  hace un gesto extraño que me hace saber que no es una persona grata quien lo llama, me quedo atenta y su voz sale de su boca atendiendo.

-      ¿Qué pasa?

Es imposible concentrarme teniéndolo enfrente de mí de esa manera. Siendo franca, jamás pensé que terminaría algún día en los brazos de Tyler o de alguien en general, creí haber renunciado a esto después del doceavo intento de cita. Mis manos comienzan a temblar y mi pecho acelerarse; ese miedo de nuevo de que las cosas no salgan bien. Está es la razón por la cual no tuve más relaciones después de Stephen. ¡Mierda! Esto está mal, muy mal.

-      Sí, voy para allá.

Me sumergí en mis pensamientos pero cuando vuelvo a tierra me doy cuenta de que su rostro cambio totalmente, ya no es feliz ni radiante como hace unos segundos incluso su desagrado desapareció, ahora hay preocupación. Cuelga el teléfono y lo lanza junto a su ropa, acto seguido clava su mirada en mí y yo me siento desarmada totalmente, no sé que le paso pero no se ve nada bien.

-      Paso algo con mi mamá. –Dice con la voz entrecortada- Tengo que ir. –Suelta junto a un suspiro.

-      ¿Quieres que te acompañe? –Pregunto sin pensarlo, solo nace la idea. Quizás no sea la mejor después de todo pero verlo así, ¡Dios! Podría ayudarlo de alguna forma, ¿No?

Su rostro se ilumina un poco y me sonríe apenas, algo forzado pero creo que es más por la preocupación del momento que por algo personal. –Si no te molesta ver a Juliet. –Suelta encogiéndose su hombros resignado quizás a que le diga que no.

Diez Maneras De Odiarte.Where stories live. Discover now