Capítulo 28

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Megan entró al departamento. Estaba algo preocupada, pues el día anterior Dante se había llevado a Ori desde muy temprano, y tardó horas en tomar la decisión de marcharse, ahora no sabía qué esperar, no era normal que ese Alfa hiciera algo así, de hecho, no solía estar con Ori a solas.

Analizó el lugar y supo que habían estado ahí, los platos sucios estaban en la cocina, y algunas cosas no se encontraban en el mismo sitio de cuando ella se fue, sin embargo, no vio señales que indicaran algún problema, o violencia.

Siguió adelante y revisó el cuarto del menor, no estaba, ni en su cama, ni en el baño, tampoco en el armario que bien podía ser una pequeña habitación bastante cómoda. Inmediatamente se dirigió al dormitorio de Dante, sabía que podía meterse en problemas, pero si era lo que suponía, Ori necesitaría ayuda.

Dante llevaba un rato despierto, era la primera vez en demasiado tiempo que no se sentía responsable de algún tipo de daño, abrir los ojos y ver el rojizo cabello de Ori totalmente revuelto y su rostro con una expresión relajada mientras dormía a su lado, le hizo sentir un completo alivio que le permitió no pensar en el pasado, al menos por un rato.

Al despertar quiso sentarse, pero Ori le había abrazado inconscientemente y no quiso arriesgarse a perturbar su descanso, esa mañana se veía especialmente atractivo, debía reconocerlo, al chico le había sentado bastante bien un momento agradable después de tantos problemas.

Escuchó la puerta abrirse bruscamente y se levantó por reacción, empujando a Ori sobre la cama sin mucho cuidado, de inmediato se cercioró de no haberlo despertado, por suerte parecía tener el sueño bastante pesado. Entonces dirigió la mirada hacia la intrusa a la cual alcanzó a ver al momento de sentarse.

—Enserio comienzo a pensar que estás loca. ¿Cómo se te ocurre entrar de esa manera? —reprochó sin creer necesario levantarse, a final de cuentas esa mujer tenía sus razones para irrumpir en la habitación de esa forma.

— ¿Qué le hiciste?

— ¿No es obvio? La pregunta sería, ¿a ti qué te importa? —sonrió con burla al ver que lograba hacerla enfadar.

— ¡Eres un imbécil! ¡Ori está delicado, si lo has lastimado debes llevarlo al hospital! —reclamó furiosa acercándose al chico mientras lo decía.

—Deja de gritar o vas a despertarlo. Él se encuentra mejor que nunca, solo está dormido.

Megan se detuvo al ver el torso desnudo del menor y su rostro de lado contra la cama, pues se encontraba bocabajo, no tenía ningún golpe, eso le daba un punto de confianza a lo que Dante aseguró.

— ¿Qué hace en tu cama?

—Ahora duerme. —volvió a burlarse el mayor, sacarla de sus casillas con una situación así no era correcto, pero se lo merecía por haber entrado a su habitación.

— ¡Deja de provocarme y dime qué le has hecho!

—Ori comenzó esto, no podía decirle que no, ¿alguna vez te ha pedido algo que piensas negarle?

Megan comprendió, no le parecía extraño, sabía que Ori estaba enamorado de Dante, el chico era demasiado sincero sin necesidad de decirlo con palabras, lo que le preocupaba era que ese idiota no se midiera y lastimara al chico o a los bebés. Miró al Alfa con cierta duda y luego se acercó a mover el cuerpo de Ori intentando despertarle.

— ¿Crees que va a sentirse muy cómodo si haces eso? Vas a asustarlo.

—Desde que lo cuido soy yo quien lo despierta cuando comienza a dormir demasiado, no es nuevo que yo sea a la primera que ve...

NO FUE MI CULPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora