Capítulo 9

23.4K 2K 1.1K
                                    



Estando a solas soltó al Alfa y le miró furiosa.

— ¿Cómo se te ocurre decirle algo que va a preocuparlo?

—No te pongas intensa, ese chico es más fuerte de lo que todos creen, y ese bebé que espera, si no nace sería mucho mejor. ¿Has pensado que el chico tendrá que volver con Dante si da a luz a su hijo? Es la ley.

—Lo sé, pero eso no es tu decisión.

—Ni la tuya, ni siquiera la de él. No va a nacer, sólo ve lo cansado que se ve Yune. No resistirá.

Ella iba a reprochar, pero a Eros no le importó, volvió dentro de la habitación dispuesto a enfrentar a ese chico, tenían que tomar una decisión ya, o sería demasiado tarde para quejarse después.

— ¿Y bien? ¿Qué piensas hacer?

— ¿Me vas a ayudar? —preguntó Yune escondiendo su rostro tras el cabello que caía en su posición.

—Obviamente, ya me metí en esto. Además, no creo que algo pueda justificar lo que te hizo.

—No quiero que me encuentre, nos hará daño. —susurró aferrando con fuerza la ropa que cubría su vientre.

—Haremos un viaje más corto que la última vez, pero deberás prepararte, será un camino agotador para ti, ahora que estás tan delicado de salud.

—Lo soportaré.

—Sabes que hay posibilidades de que tu hijo...

—Si me quedo, de todas formas, morirá. —sollozó desesperado. —Prefiero intentar salvarlo de esta forma que esperar a que él nos mate.

Eros se acercó hasta sentarse sobre la cama y, con movimientos lentos, hizo a un lado el cabello de Yune para ver mejor su rostro, se encontró con esa mirada temerosa, y, sin embargo, tenía una intensidad extraña, estaba completamente seguro de lo que decía, y no parecía querer retractarse. Eso era lo que esperaba.

—Saldremos de inmediato, llamaré al médico y le pediré que nos acompañe.

Yune apenas asintió. No quería hablar más, y tampoco hacía falta.

El Alfa se retiró para preparar lo que llevarían a dónde planeaba llevarlo, mandó llamar al médico, todo bajo la intensa mirada de Karen.

Bastó menos de medio día para tener todo listo, Eros consiguió una silla de ruedas donde sentó a Yune y salió de la casa. En una camioneta esperaba el médico, partirían de inmediato después de saber que Dante había encontrado su ubicación esa mañana.

Esa misma noche, Dante llegó a la hacienda de Eros, cuestionó a todos los trabajadores, amedrentó a todo el que trataba de interponerse, hasta que terminó de revisar el lugar por completo. Nadie le daba razón de su hermano, mucho menos de Yune.

Karen había mantenido distancia, llamando a Eros en cuanto ese Alfa descontrolado se largó. Se notaba su furia, y peor aún, que no se detendría en el afán de encontrar al pequeño omega.

Le contó todo a Eros y colgó al saber que habían llegado con bien a su destino, después de ver al monstruo que había golpeado y violado a Yune, le dolía imaginar el infierno que éste tuvo que soportar.

—Yune, termínate todo. —ordenaba Eros, haciendo a un lado al doctor que trataba de alimentar al menor.

—No importa si no tiene hambre, déjalo.

—Tú no te metas, estás aquí para cuidar su salud, no digas que no importa si no come.

—Como su médico sé lo que le hace bien o mal, y si lo obligas a comer terminará sintiéndose mal. ¿Acaso no lo has visto? Nunca se termina lo que le sirven, es demasiado, su estómago se redujo de tamaño por el tiempo que pasó sin una alimentación correcta.

NO FUE MI CULPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora