Capítulo 25

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Ori caminaba detrás de Dante, con la mirada baja y un semblante temeroso, mientras salían del hospital. Ya era de noche.

—Oye, ¿por qué vas tan lento? —cuestionó Dante deteniéndose apenas llegaron al auto.

No recibió respuesta, así que suspiró cansado y le ordenó que entrara. Condujo al departamento en un completo silencio.

Apenas llegaron, notó que Ori no parecía querer entrar, se encontraba frente a la puerta abierta delante de Dante sin moverse ni un poco.

—Entra.

—Dante, sé que estás molesto, pero...

—No te voy a hacer nada. —soltó dándole un pequeño empujón que le hizo avanzar. No fue brusco, solo necesitaba que caminara.

El chico entró despacio, deteniéndose cuando escuchó la puerta cerrarse. Recordaba claramente lo que Dante le había contado acerca de Yune y el bebé que éste iba a tener. No podía con eso, estaba aterrado de correr con la misma suerte.

Pensaba que estaba en peligro, y peor aún, un pequeño ser que aún ni nacía estaba en riesgo también.

—No es tuyo. —dijo de pronto, llamando la atención del mayor. Levantó la mirada topándose con la de Dante. —No es tu hijo, no tienes por qué impedir que nazca si no es tuyo.

Dante le miró sorprendido, y luego pareció molesto.

—No digas estupideces. Sé perfectamente que es mío, ¿o qué? ¿Te has acostado con alguien más? —se burló sin mucha gracia.

—Sí..., estuve con alguien más. —aseguró Ori queriendo que pareciera real. Retrocedió cuando Dante se acercó.

—Deja de decir tonterías. No voy a hacerles daño. ¿Está claro? —tomó el brazo de Ori tratando de evitar que siguiera huyendo. Solo entonces el chico se quedó quieto y volteó a verle aún con temor. —No tienes que ponerte así, relájate, tu estado de ánimo puede afectarle.

Ori estaba muy confundido, no entendía por qué Dante le hablaba de esa forma, y parecía sincero, se preguntaba si en realidad podía confiar en él.

—Mira, admito que no es algo que desee, no quería un hijo que fuera de tu clase. Seguramente no es la mejor forma de tranquilizarte, pero no voy a mentirte. —explicó el Alfa mientras se dirigía a la sala junto con Ori, lo hizo sentarse, haciendo enseguida lo mismo junto a él, teniendo completamente su atención. —Esto es absolutamente mi culpa, así que no tienes por qué disculparte, tú no has hecho nada que no debieras.

— ¿Qué va a pasar ahora? —preguntó el pequeño mirándole angustiado.

—Nada, las cosas siguen igual. Bueno, quizá no exactamente igual, creo que deberé tener más cuidado contigo, has pasado muchas cosas estos dos meses, y el embarazo se dio desde que llegaste. Debí tomar mis precauciones en el primer momento, y no hacerlo ha sido mi error, además de la serie de estupideces que cometí contra ti.

—Entonces..., estás diciendo que no lo quieres, pero que vas a dejar que lo tenga. —murmuró Ori comenzando a tocarse inquieto los dedos de las manos. — ¿Y luego qué pasará?

—No lo sé, no he pensado en nada aún. Orién, en este momento solo pienso en las cosas que he hecho mal, y trato de buscar la forma correcta de hacer esto, no me cuestiones acerca del futuro, bastante me ha costado aceptar que tendré un hijo contigo. Mi primer hijo será un Omega y eso es lo peor que pude haberme imaginado, por eso mismo no me metía con personas como tú.

—Estás siendo muy ofensivo.

—Estoy siendo sincero. ¿Prefieres escuchar mentiras? Puedo engañarte y decir que esto será maravilloso. ¿Enserio crees poder con la realidad cuando llegue el momento? —dejó de hablar notando que el chico le daba la espalda y caminaba rumbo a su habitación. Dante pensó en seguirle, pero no lo hizo, entendiendo que tal vez dejarlo solo un momento era lo mejor.

NO FUE MI CULPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora