Capítulo 16

20.4K 1.5K 765
                                    

Dante mantuvo la distancia, pero escuchó perfectamente lo que el médico decía. Habían corrido con suerte, el parto resultó más complicado para Marín que para su bebé, y aun así ambos se habían salvado. El Omega estuvo horas en el quirófano y ahora lo pasaban a la sala de observación, con más esperanzas de recuperarse, pues los doctores no reportaron complicaciones al estabilizarlo. Mientras que el bebé estaba en una incubadora, solo por prevención, le daban un rango de 24 horas para confirmar que todo estaba bien y pasarlo a una cuna normal, después de eso Marín podría conocerle.

Armet no dudó en ir al área de maternidad, el médico le mostró a su pequeño desde lejos y su rostro se cargó de emociones únicas. Mientras tanto, Dante observaba a unos metros de ahí, no quería acercarse, no quería ver a todos esos bebés, porque un enorme vacío le hacía estremecer mientras recordaba al pequeño que murió por su culpa. No había más responsables que él, Yune quiso salvar a su bebé desde que se enteró que lo esperaba, hizo todo lo que pudo y mucho más, escapó para no correr más riesgos.

Ahora que Dante podía pensar con claridad, no entendía por qué le hizo tanto daño. ¿Por qué se ensañó tanto con Yune? ¿Por qué lo golpeaba con tanta ira? Y aunque sentía cierto placer al hacerlo, no era suficiente razón, pues el remordimiento fue mucho mayor, no solo ahora, sino también cuando Yune estaba en su poder. Recordaba haber sentido pena por él muchas veces, pero la furia lo cegaba, el dolor propio y ese odio que se fue formando en su cabeza no le permitía ver más allá de esos oscuros pensamientos.

Terminó haciéndole daño a alguien que realmente le quería, al único que jamás tuvo la culpa de nada y que no merecía ni el mínimo maltrato, y peor aún, acabando con la vida del pequeño a quien no le dio la oportunidad de nacer, al bebé que rechazó desde un inicio. Su hijo, una criatura que dependía tanto de Yune, mientras él no paraba de golpearlo y violarlo sin consideración.

Se había convertido en un monstruo. ¿Cómo tenía cara para seguir con su vida como si nada? Incluso fingir que nunca ocurrió y tener el descaro de interesarse en Ori, de hacer borrón y cuenta nueva con alguien que apenas conocía, cuando arruinó la vida de dos personas que debieron importarle mil veces más que sus problemas con Emma.

Ni siquiera ella tenía la culpa, pues por más que le orilló a convertirse en lo que fue, Emma nunca le dijo que podía desquitar su coraje con Yune. Él lo decidió por sí mismo, y jamás podría perdonarse.

Trataba de pensar que no podía hacer ya nada al respecto, quería olvidarse de los fatídicos hechos que él mismo protagonizó, se repetía cada mañana lo mismo, que no tenía culpa alguna qué debiera seguir cargando, pero la realidad era otra.

Cada que recordaba, sentía la herida abrirse, pues saber que era el responsable de todo no le permitió salir ileso. Al menos algo le daba cierta calma, pensando que Yune tenía quién le ayudase a sanar, ver a Eros protegerle como lo hizo fue increíble, le hacía admirar su determinación y pensar que quizá él, a pesar de su actitud ordinaria, era mucho mejor persona, un mejor Alfa, y un buen amo para Yune.

—Dante, no tienes que quedarte aquí toda la noche. —dijo Armet, sacándole completamente de aquellos pensamientos. —Te agradezco que nos trajeras de inmediato y que dieras por terminada la reunión. Creí que ni siquiera me permitirías salir.

—No ha sido nada. Fuiste un buen amigo y era lo menos que podía hacer. —contestó Dante, tomándose unos segundos antes de continuar. —Entiendo que ahora prefieras que no esté cerca, así que me retiro.

—Quisiera que habláramos de lo que ocurrió. El hombre que yo conocía no era aquel que vi hace meses, y no puedo aún entender qué fue lo que sucedió.

NO FUE MI CULPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora