Me acomodo en su pecho como si ese fuese mi refugio personal y cierro los ojos solo escuchando los latidos de su corazón. Sus brazos me rodean con fuerza, como si a él también le hace bien sentir que me protege; a estas alturas la verdad dudo que pueda alejarme de Tyler voluntariamente, creo que no hay nada que me pueda separar de él en este momento. Quiero contarle todo, pero antes necesito respirar y procesar las palabras para que no se vuelva un mal momento todo, más de lo que ya es.

-          Peter nunca me quiso. –Susurro contra su pecho aferrando mis manos en su camisa. Siento como su respiración se detiene y me abraza aún más fuerte.- Se encargo de hacerme la vida imposible solo porque mamá y papá pasaban más tiempo conmigo por obvias razones. –Le explico.

-          ¿Solo eso? –Niego.- ¿Alguna vez te pego? –Me escondo aún más en su pecho intentando explicarle pero no sé cómo hacerlo.

-           No físicamente. –Respondo- ¿Sabes que es peor que la violencia física?

-          La verbal. –Responde de inmediato entre dientes.

-          Él era como mi ídolo. –Tomo un poco de aire antes de continuar- Era mi persona favorita en el mundo porque cada vez que alguien se metía conmigo venia a mi rescate, era como ese superhéroe que tenemos de chiquitos y que sabemos que pase lo que pase va a estar ahí.

Tyler no dice nada pero sé que me está escuchando. Hago silencio unos segundos y prosigo. – Cuando tenía ocho años a Joe se le olvido buscarlo en  la estación de autobuses, era de noche; yo había tenido un mal día y había pasado toda la tarde llorando, no recuerdo el porqué pero recuerdo lo intenso que fue. La policía lo trajo a casa, estaba mojado y asustado, tanto como yo en ese momento y lo quise abrazar pero él retrocedió. No recuerdo haber sentido tanto dolor en lo que llevaba de vida, porque las únicas personas que no me rechazaban era mi familia y Stephen que era uno de los mejores amigos de Peter.

-          ¿Tu ex novio? –Asiento y salgo de mi escondite en su pecho para trato de mirarlo porque necesito saber que pasa por su cabeza.

-          Esa noche quise dormir con él pero se encerró en la habitación y no dejo pasar a nadie. Mi mamá estaba preocupada, su mamá había muerto hacía un mes atrás de ese día y estaba muy mal, se estaba quedando con sus abuelos maternos pero Papá quería tenerlo con él, con nosotros. Mi papá intento hablar con él esa noche pero nunca dejo que pasara porque estaba dolido, es lógico solo tenía doce años. El día siguiente, nos dejaron solos con la promesa de que él me cuidaría y entonces...

De recordar lo que paso ese día mi corazón se detiene, no fue fácil aceptarlo y prometí jamás hablar de eso porque él solo pensarlo me hacía daño. Los ojos de Tyler se cerraron en el momento que me detuve, no puedo saber que pasa por su mente pero por su expresión sé que está pensando lo peor.

-          Di-dime que no te hizo nada, Alaska. –Pide en un susurro entrecortado.

-          Peter me arrincono en la cocina y comenzó a decirme cosas que no puedo ni mencionarlas sin querer llorar. –Digo con mi último aliento- Entre ellas su odio hacía mí y la promesa de quitarme todo lo que yo quisiese porque no merecía nada si él no tenía nada.

La mandíbula de Tyler se prensa. Puedo ver lo cristalino de sus ojos y sus puños cerrados con fuerza, está siendo más complicado de lo que pensé, tomo sus puños acunándolos en mis manos obligándolo a que me mire; esto también es difícil para mí.

-          Desde ese día, se encargo de hacer cosas en mi nombre que causaban que mis papás se peleasen por mi culpa claro. –Comento con dolor.- El bullying del colegio, el que todos me odiaran. Yo comencé a aislarme, él siempre fue amante del fuego, así que rompió mis muñecas y las quemo haciéndole creer a mis papas que fui yo. Estaba aterrada de decirle a alguien porque cada vez eran más fuertes las amenazas sin embargo jamás sufrí un ataque de ansiedad con él. Los años fueron pasando y sus acosos eran más intensos, si tenía un amigo se encargaba que lo sacasen del colegio o que se peleara conmigo.

Diez Maneras De Odiarte.Where stories live. Discover now