- ¿Paris?

- Lo saben – fue lo primero que dijo, entrando en la casa y mirando al gato por la ventana.

- ¿Quiénes lo saben? – le oyó preguntar confundido.

- Los gatos. – Corrió la cortina, tratando de ocultarse del animal. – Saben que estoy soltera.

Reconoció la risa ronca de su amigo del otro lado del móvil.

- ¿De qué estás hablando?

- Saben que rompí con Yoon Gi y que probablemente nunca tenga una mejor oportunidad – explicó atropelladamente -, así que quieren convertirme en una mujer loca de los gatos. Moriré sola, con muchos gatos.

- ¿Por qué dices eso?

- Hay un gato en el jardín. Está ahí sentado, mirándome, como si supiese que va a ocurrir.

- Noona... - soltó él con un tono cansado. Debió de haberlo despertado. – sólo vuelve a dormir.

Dejó de mirar por la ventana, cubriéndola con la cortina, y comenzó a hablar enfadada:

- No es justo. Terminamos. Pero todavía soy joven. Todavía puedo tener una relación exitosa.

- ¿Me estás gritando a mí o al gato? – inquirió Tae Hyung.

- Al gato. Acaba de insultarme con su cola.

- Necesitas tranquilizarte.

Probablemente, pensó para sus adentros, pero volvió a ver por la ventana.

- ¡¿Mwo?! ¡¿Wae?! – exclamó consternada.

- ¡¿Qué sucedió?!

- ¡Hay dos de ellos ahora! – Vio al gato negro sentado al lado del primero. - ¡Ni siquiera planean darme una oportunidad, esos bastardos!

- Eso es todo – masculló Tae Hyung -. Cortaré.

Al darse cuenta que su amigo no había terminado aún la llamada, Paris aferró el teléfono en su mano y salió decidida por la puerta, mirando a los dos animales directo a los ojos, o al menos eso intentó.

- ¡Ya! – les gritó – ¡Soy una adolescente joven y atractiva, deseada por muchos hombres! – Pero ellos sólo la miraron, ladeando ligeramente la cabeza a un costado. Ella regresó el móvil a su oído. – Lo saben, saben que no es cierto. Saben que me quedaré sola.

- Annyeong, Paris – se despidió.

Por orden de sus padres, dos de las mucamas la obligaron a salir dar un paseo por el barrio y la acompañaron durante todo el camino, cuidándola por miedo a que sufriese algún ataque repentino de depresión, o eso era lo que ella creía. Tenía dudas sobre que, si no mejoraba pronto o cambiaba su actitud, su familia terminaría mandándola a un hospital psiquiátrico. Pero, ¿qué podía hacer? La mayor parte de su vida la había pasado siendo reprendida por ser demasiado entusiasta y activa. Sin embargo, cuando por primera vez se mostraba triste y lloraba frente a ellos, de repente debía tener de algún serio problema mental. ¿Por qué nada era suficiente? Por una vez, le habría gustado poder dejar salir toda su tristeza en paz, sin tener que fingir sonrisas a las personas de su alrededor. Quería encerrarse en su cuarto de nuevo, con un enorme pote de helado y una pila interminable de películas, ordenar pizza y comprar dulces, y sólo llorar en la oscuridad. ¿Sería eso posible? Por supuesto que no, se respondió a sí misma. Al menos, no mientras viviese bajo el mismo techo. Aunque no detestaba a sus padres, el sólo hecho de estar rodeada por aquellas paredes la hacía sentir encerrada, alejada de todo lo que la hiciese en verdad feliz, como si su mundo y el mundo de sus padres estuviesen increíblemente distanciados uno del otro, casi en realidades distintas. Esa casa la hacía sentir prisionera, incluso le era difícil respirar en ocasiones. Amaba a sus padres, pero ansiaba su libertad.

The one that got away [Yoon Gi - BTS]Where stories live. Discover now