다섯.

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El mayor llegó al pequeño estudio, y suspiró algo nervioso. El mocoso había entendido la huida de su hyung, por lo que propuso antes de el casi beso, enseñarle las cosas más sencillas para la coreografía. A decir verdad, todo fue más difícil de lo que Jeon pensó, éste pensaba que todos los rumores de que ese hyung bailaba mal era solo una exageración, pero enserio, parecía que no tenía el control de sus piernas y brazos. Fue hasta más difícil que enseñarle mover las caderas, pero valió la pena al ver la seguridad que mostraba al bailar la coreografía, o la sonrisa que le brindaba a lo último, en espera de una aprobación.
Ahora, sólo faltaban dos días para que la danza tenga que ser presentada, frente a todo el mundo, y Yoongi no podía estar más nervioso. No sólo por el poco tiempo que tenía para bailar como una mujer delante de sus amigos quiénes seguramente se burlarían, sino, porque ya había aprendido todo y sólo le faltaba esa parte.

Quería escapar de allí lo más rápido que podía, no quería verlo más, porque si se sentía débil antes con tan inocentes toques como los que hacía en sus muñecas, hombros o hasta muslos a la hora de enseñarle cómo debía moverse. Ahora era distinto, ahora los dos debían moverse juntos, ahora habían roces más íntimos y ahora todo era tan diferente.

Su respiración se agitó al igual que su corazón con solo imaginar lo que vendría, no sabía si podría con eso, él no era una persona al que le gustara mucho el contacto físico, pero con Jungkook le encanta y eso le asustaba de sobremanera.

—¡aquí está! Bueno, comencemos. Vamos a estirarnos.— su voz resonó por toda la habitación, acortando la respiración del mayor. Quién sólo asintió torpemente mientras dejaba su mochila en el suelo, para comenzar a calentar.

—relajate, ¿sí? No muerdo.— susurró Jeon en el oído del pelinegro.
Éste se encontraba tras el más bajo, sosteniendo su pálida muñeca y apoyando su otra mano en la cintura del mismo.

Yoongi se reprendió a sí mismo al pensar mucho lo que había dicho el mocoso, y sólo soltó un suspiro nerviosa a la hora de sentir la punta de la nariz del menor rozando su pálida piel y deslizándose hacia atrás.

El pelinegro pensó que tal vez se podía escuchar el latir de su corazón, mientras tontamente trataba de retener su respiración agitada haciendo que saque todo lo retenido en un largo suspiro, que hizo que el menor sienta una cálida sensación recorrer por todo su cuerpo.
Ahora no sólo sentía la nariz, sino que los labios apoyados en su clavícula y subiendo un poco más, se preguntó el por qué el menor había parado allí cuando la canción seguía reproduciéndose en los parlantes.

Abrió los ojos de par en par cuando sintió al castaño depositar suaves besos en su cuello, soltando su muñeca y apretando más fuertemente su cintura para atraerlo más a sí mismo.
Quedó estático en su lugar.

—recuerde la coreografía.— susurró Jungkook, al saber que venía la parte en donde el pálido debía girar un poco el rostro para rozar sus labios.

—¿por qué si tú la estás cambiando?— cuestionó el mayor, sin querer llegar a esa parte, más aún cuando el mocoso habia salido del profesionalismo que mostró en un principio dejándose llevar.

—hágalo ahora.— demandó.

Inconscientemente, le hizo caso, y soltó un pequeño grito de sorpresa que fue ahogado por los labios que se habían puesto sobre los suyos.

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