—Te amo —susurra sobre mis labios —. Es hora que nos demos una oportunidad.

—Debo irme Nelson —balbuceo.

—Está bien. Te aseguro que va a ser la semana más larga de mi vida. Pero comprendo que necesitas tiempo para descansar un poco.

—Gracias, Nelson. De verdad, muchas gracias.

Antes de salir de su auto le doy un beso corto, me siento un poco culpable al ser la causante del cambio de su semblante, pero quiero que sepa que he sido feliz y aunque lo dude, la respuesta a su pregunta es mayormente favorable, también lo quiero y debe de saberlo. Salgo y camino en dirección a la puerta del edificio y volteo para mirarlo. Aún está pendiente de mí y levanta su mano para despedirse, gesticulando un "te amo" y sonrío.

Al llegar al departamento y por el estado que se encuentra me imagino que Laura no está, en la mesa hay una nota, la tomo y leo: Este fin de semana me quedaré con Javier y como el lunes tengo el turno de la noche, volveré en la tarde. Te amo guapa, disfruta mucho. Todo tan calculado, sigo sospechando que todo lo planeó con Nelson, pero, en fin, algún día tendría que pasar. Agradezco que no esté porque no sé cómo se pondría al decirle que me voy una semana. Ya me imagino diciendo «Estas huyendo, mujer. Debes afrontar y vivir tu vida. Aprovecha a ese hombre». Tal vez es verdad que esté huyendo, pero esta huida es necesaria, no solo por él sino porque han sido semanas agotadoras y quiero estar renovada para el evento.

Antes de arreglar mi equipaje con lo que voy a necesitar, decido comprar el pasaje. También llamo a mi mamá para anunciarles mi repentina visita. Suspiro. Espero que llegar a mi casa sea un bálsamo, siempre me siento bien al comunicarme con mi familia y estoy segura que la pasaré bien allá. Timoteo está acostado entre mis cosas y recuerdo que también tengo que preparar lo necesario para él.

—Mi bebé, precioso —beso su nariz —. Estoy segura que también disfrutarás el viaje.

Sin pensar más y tras terminar todo lo que necesitaré coloco la alarma. En seguida me doy cuenta que tengo un mensaje de Nelson, miro el reloj y ha pasado casi media hora desde que lo envió.

Nelson Fontaine: Mi cama está fría, me acostumbré a dormir contigo en dos noches. Te quiero conmigo y te extraño, mi amor.

¿Para qué negarlo? Yo también lo extraño y también me falta algo y estoy segura que ese algo es él.

Yo también te extraño. Le escribo.

Como si estuviera esperando el mensaje lo lee enseguida y envía la respuesta.

Nelson Fontaine: Entonces no te vayas y ven esta semana a vivir conmigo.

¡Una gran oferta! Quizá la mejor o la que muchas mujeres esperan. Una sonrisa automáticamente adorna mis labios y mi corazón se emociona apareciendo las mariposas en mi estómago.

Expusiste que dejarías que me fuera. Quiero ver a mi familia. Le escribo.

Me rio al ver el emoji de los ojos en blanco.

Nelson Fontaine: Lo sé, pero ha sido en contra de mi voluntad. ¡Tengo una mejor oferta!, no vayas esta semana y después del Fashion iremos los dos a visitar a tu familia.

Mis ojos se agrandan al leer eso. Es imposible. Si cuando fuimos al aniversario matrimonial de Daniela insinuó que éramos pareja, no quiero ni pensar la forma en que se comportaría delante de mis padres.

No. Eso sería mi muerte. Confieso.

Nelson Fontaine: Hahaha, no seas gruñona, Mille. Llévame a presentarme a tus padres. Serán felices conmigo, soy todo lo que los suegros desean. Prometo que me portaré bien.

Inesperado IWhere stories live. Discover now