2. Sangre

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Dos días después

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Dos días después.

Eran las siete de la mañana recién cumplidas. El vuelo de Grecia a Alaska acaba de llegar hacia escasos minutos.
El aeropuerto estaba repleto de gente de todos los tipos y clases sociales. No cabía ni siquiera un alfiler entre la enorme masa de gente y maletas.
Un bullicio constante se escuchaba que conseguía incrustarse en tu sien pasados unos minuto y era insoportable.

Connor Mason arrastraba su pesada maleta roja por el blanco parquet. Llevaba puestos unos grandes y caros cascos que le servían para aislarse del tremendo alboroto. Delante suya caminaban John y Eve Mason, arrastrando sus respectivas maletas.
John hizo señas a Connor y este al verlas retiró los auriculares de sus orejas.

- Estate atento a tu maleta Connor, esto esta a reventar.- dijo John girándose.

Connor asintió y miró hacia atrás. Todo lo que podía ver era gente corriendo de aquí a allá y recogiendo sus maletas de las cintas.
Tardaron casi diez minutos en poder salir del ajetreado aeropuerto y al hacerlo, esperaron en la enorme y también repleta puerta de entrada.
A esas horas, tal y como habían quedado, debía estar Thanya esperándoles con su coche.

- Bueno, debe estar al caer. Tal y como esta el aeropuerto no me extrañaría que haya un atasco de los buenos.

John miraba al frente, observando la carretera de la terminal, por la que no dejaban de circular y aparcar coches, pero ninguno era el de su hija.

- Connor, llama a tu hermana.- dijo John mientras sacaba un paquete de tabaco de su bolsillo.

Connor sacó su teléfono y buscó a su hermana entre los contactos.

Tras llamar, pasaron unos segundos sin que su hermana cogiera el teléfono, hasta que finalmente la llamada de Connor fue contestada.

- ¿Thanya dónde estás? Estamos aquí esperándote, en el aeropuerto.

Nada se escuchaba al otro lado de la línea. Un puro e incomodo silencio.

- ¿Thanya?¿Thanya?¿Me escuchas?- repitió Connor.

No logró escuchar nada.

Connor colgó la llamada y miró a su padre, cuando este ya tenía sus ojos azules clavados sobre él.

- Debe haber fallado la cobertura.- dijo Connor levantándose del bordillo.- En la montaña a veces falla.

- Luego se queja de que la riño demasiado... Pero mira esto... quedamos a esta hora y ni rastro de ella.

- No seas tan duro John.- contestó Eve poniendo su mano en su frente, mientras rebuscaba a su hija entre la multitud de coches que por allí pasaban.- Estará de camino.

Pasaron los minutos y no había rastro de Thanya. Se cumplió la media hora desde que los Mason habían salido del aeropuerto y todo apuntaba a que su hija mayor no iba a aparecer.

Está entre nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora