{Capítulo 42}

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Último Capítulo


Alice apartó la mano, sentándose derecha. Meditó en silencio, sus ojos vagando de un lado a otro de la habitación. El corazón le golpeaba el pecho con estridencia, los latidos haciendo eco en sus sienes. Miró a Susan y dijo:

—No quiero seguir con esto.

—¿Y crees que yo sí? Me estoy abriendo contigo, por primera vez estoy diciendo en voz alta lo que siento y tú piensas en escapar. —Suspiró con cierto enfado—. Si quieres irte, vete, pero tarde o temprano tendremos que terminar esta conversación.

—¿Y luego qué? —Espetó en igual tono—. ¿Piensas que todo estará bien entre nosotros? ¿Qué seremos los buenos amigos de antes? —resopló ante la sola mención de aquello. No quería ser su amiga, quería mucho más que eso, siempre lo quiso. Pero no podía tapar el sol con un dedo. Verlo implicaba recordar el pasado y eso era una herida que apenas comenzaba a cicatrizar—. Te equivocas, Logan. Ambos hemos tenido suficiente el uno del otro. Creo que lo mejor es dejar aquí las cosas...

Logan frunció el ceño, incapaz de tragarse las palabras de Alice.

—Dime que ya no me amas.

—¿Qué?

—Dime que no me amas. Que de los dos soy el único que sigue creyendo que algún día podremos estar juntos. Si de verdad no me quieres, rompe esa ilusión que hay en mí.

El corazón de Alice se agitó.

—Logan.

—Te estoy dando la posibilidad de corregirme. ¿Ya no me amas?

Apartó la mirada y soltó una estruendosa respiración por la nariz. No quería el título de rompe ilusiones, pero tampoco sabía lo que quería. ¿Quería que él la siguiera amando u odiando? ¿Quería que suplicara y suplicara para que experimentara una pizca semejante a lo que ella vivió con él?

¿Valía la pena construir una relación con Logan?

—Tú y yo no podemos estar juntos — lamentó en voz baja.

Logan contrajo los dedos al oír la sinceridad en Alice.

—¿Por qué?

—Porque nada sale bien. El mundo conspira contra nosotros cada vez que lo intentamos.

—¿Y si esta vez no es así? No hay nadie que nos detenga.

Alice negó, su larga melena castaña le hizo cosquillas en el brazo.

—Nosotros somos nuestra propia barrera.

—¿Entonces se acabó?

—¡No lo sé! —Se exasperó, las ganas de llorar se apiñaron en su garganta y le pincharon los ojos. ¿En verdad podían ser felices?

—¿Qué es lo que te preocupa, Alice? —habló Susan, deseando poder oír las cavilaciones de su paciente.

La joven se frotó las manos en un intento de soltar las emociones negativas.

—Hace un tiempo entendí que Danielle tenía razón. Que entre Logan y yo ya nada volvería a ser igual —recordó la fotografía, el rasgado irregular que dividía sus rostros. Por más cinta adhesiva que empleara, la grieta seguiría estando. Invisible para el ojo distraído, pero visible para el experto. Estar junto a Logan despertaba emociones con las que no sabía cómo lidiar, y le enojaba muchísimo admitir que Danielle había ganado.

—¿Por qué piensas eso?

—Porque es la verdad. Todavía quedan heridas abiertas que no sé si algún día podré superar.

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora