{Capítulo 38}

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No podía creer lo que estaban viendo sus ojos. ¿Qué hacía Logan en California? Tan pronto se hizo esa pregunta se la contestó a sí misma; vacaciones de invierno. 

¿Por qué Dean no le dijo nada? Tendría que habérselo dicho porque de lo contrario... ¿Qué habría hecho de lo contrario? Probablemente declinar la invitación de Lisa. Estaba claro que ella sabía muy bien que Logan llegaría hoy, y quiso arrastrar a Alice en todo esto. 

—¿Qué haces aquí? —preguntó perpleja.

—Yo te lo pregunté primero. ¿Qué haces tú en mi habitación?

—Tu madre me invitó a venir.

—¿Y decidiste ayudar a sacar la basura?

Basura

¿Llamaba basura a sus recuerdos?

Sí, tal vez lo eran.

Alice se rascó la cabeza, sus mejillas se inflaron para luego dejar salir todo el aire extra. Estaba frustrada, enojada, y un montón de emociones más que apenas podía interpretar. La espalda le ardía; una bola de fuego gestándose en su interior, carcomiendo sus huesos con la llama de la impotencia y el calor del cólera.

Se cruzó de brazos y cambió su expresión por una más seria.

—El hecho de que ya no seamos amigos no significa que debamos tratarnos como «basura».

Logan soltó un resoplido. Se restregó los ojos con los dedos, como si toda esta situación lo frustrara.

—Mira, no estoy de humor como para discutir y mucho menos si es contigo. ¿Podrías irte, por favor?

—Tu madre fue quien me invitó. Me iré cuando ella me lo pida.

—¡Entonces vete de mi cuarto! —Se adentró en la habitación, arrojando la mochila al suelo cual animal marcando su territorio. Entonces, sus pies crujieron. Miró al suelo, a los cristales rotos, y descubrió el marco con la fotografía.

Alice contempló a un pensativo Logan.  Albergaba la esperanza de que dijese algo al respecto. No importaba si era un insulto o un atisbo de melancolía. Solo quería saber que se preocupaba por aquello. 

—Supongo que si no te vas —dice, la vista clavada en el cristal descuartizado—, sería un buen gesto de tu parte limpiar lo que rompiste.

La joven apretó los puños; las uñas clavándose en las palmas de sus manos.
Sí, era cierto, ella lo rompió y era justo que lo limpiara. Pero a pesar de ello no toleraba su actitud despectiva. Pedirlo amablemente no costaba nada. ¿Quién diantres se creía que era? No era su sirvienta y no limpiaría nada que fuera de él. 

—¿Dean está contigo? —preguntó, haciendo caso omiso de su petición. 

Logan dejó escapar una pequeña risa y se dio la vuelta. Tenía una sonrisa traviesa en los labios.

—¿Te interesa?

—Solo contéstame la pregunta.

—Supongo que si te sorprendió el encontrarme aquí es porque él no te dijo que vendríamos, ¿cierto? —Se mordió el labio inferior, sus ojos chispeantes de emoción—.  Probablemente ya no le importas. 

Alice soltó una risa carente de humor.

—Ya quisieras. Él nunca será como tú.

Logan guardó silencio. Su sonrisa desapareció y en su lugar se formó una línea inexpresiva.

—Debe estar en su casa.

Ella asintió en señal de agradecimiento y abandonó la habitación. No terminó de bajar la escalera que Lisa volvía corriendo de su despacho. El acaramelado de sus ojos veía a Alice con preocupación, como si supiera lo que había ocurrido y la decepción la tiraba cada vez más abajo.

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora