10. Fin del Otoño.

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Otro día había comenzado. Las hojas caían con más frecuencia y el viento comenzaba a tomar importancia entre la gente, en cada conversación siempre llegaba el momento en que exclamaban "¡El viento está muy fuerte!". Viktor se la pasaba bajo a una manta y tomando leche caliente, a pesar de que el invierno todavía no había llegado. Mientras, Yuuri y Chris esa tarde decidieron preparar una tarta como bienvenida a una nueva estación. Moviendo el lugar a unos kilómetros, el soldado Otabek caminaba entre los árboles con su abrigo y bolsa de arpillera en brazos. El rumor de las hojas era continua y variable, a veces suave, y otras llenaba los oídos del humano. Por la fuerza de la ventisca, algunas hojas anaranjadas acompañaban la corriente.

Pasó de largo algunos árboles que reconoció por sus curiosas y amorfas formaciones hasta tener enfrente el alto arbusto que siempre se interponía entre la laguna del hada y él. Corrió las ramas poco pobladas de hojas amarillas como de costumbre para así encontrarse con el gran charco que reflejaba las azulinas alturas. Cerca de la orilla, el hada rubia estaba sobre la manta de picnic junto a un halcón abejero. Pero no uno cualquiera, era un halcón vegetariano. Yuri le hizo entender que era más rica la miel que sus productores y desde no hace mucho, se juntaban para disfrutar unos pétalos untados con miel, o la miel directamente sacada del panal. Otabek al correr la cortina de hojas pudo ver cómo Yuri le extendía un aperitivo y como el halcón quiso cogerlo con su pico negro, pero al escuchar el movimiento de las hojas, inmediatamente giró su cuello para mirar al humano con sus grandes ojos amatillos, unos que intimidaban tanto como su puntiagudo pico, y sus sobresalientes garras. Una adecuada imagen para un depredador, aunque ahora sea uno de miel. El ave iba a retroceder, pero el hada lo detuvo.

—Es mi amigo, no te preocupes —le dijo, y el ave volvió a su lugar —. Hola —saludó con una sonrisa a Otabek.

Con un poco de indecisión, el humano se acercó a los dos seres alados. Se acercó cauteloso, ya que el ave parecía seguir temiéndole. Al llegar, se sentó al lado del hada. Confiado, Yuri cogió la bolsa del humano y comenzó a revisarla y a sacar todo lo que le gustaba. Más miel y hogazas de pan que seguían calientes. En el mantel, ya había miel, pétalos de jazmín, el juego de té, y un cuenco de calabaza con mermelada de frutos rojos hecha por el hada. Los primero minutos fueron casi silenciosos, el ave de matiz marrón y el humano no se dejaban de ver. El hada tuvo que toser para romper esa guerra de miradas. Los dos, humano y ave le miraron y Yuri con mala cara, le extendió dos pedazos de pan al humano y luego señaló exageradamente al ave con la mirada. Otabek entendió lo que el hada le estaba obligando con su expresión, tomó los dos panes y extendió uno de ellos hacia el ave. El halcón quedó estático por unos momentos pero se atrevió a acercarse ya que confiaba en las palabras del rubio. Fue picoteando del pan, cada vez con más confianza. Otabek también comenzó a comer su parte y Yuri, comía felíz por su logro de hacer que los dos interactúen.

La tarde se fue como una corta brisa. Ya estaba cayendo el día, y el ave debía retirarse, voló del brazo de Otabek a la cabeza del hada, allí lanzó un leve graznido.

—Nos vemos en primavera —se despidió el hada al tiempo que acariciaba las plumas del halcón.

Se tomaron su tiempo en despedirse, luego el halcón se transfirió al hombro del humano, con cuidado de no lastimarlo con sus garras y restregó su cabeza en la mejilla de Otabek. El humano correspondió acariciando su nuca sorprendido, jamás hubiese imaginado que un halcón sería tan amistoso. Luego de las despedidas, el ave se fue a lo que sería su lugar de descanso. El hada y el humano volvieron a quedar a solas, observando como el gran ave se alejaba, dejando una pluma como copos de nieve sobre tierra. Yuri fue el primero en sacar su vista, en ese momento miraba con preocupación a Otabek.

—Ey, humano —llamó en un tono muy inusual en él, era pacífico, sosegado.

El hombre le dirigió la mirada, viendo en sus ojos un gran cambio, sabía que algo le pasaba.

Un Amor, Un Secuestro [OtabekxYuri]Where stories live. Discover now