6. Cálida Compañía

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Curiosidades sobre hadas:

Las hadas son seres que saben todo sobre la naturaleza, incluso cosas que los humanos todavía no descubren. Como variedades de plantas, flores y la razón de actuar de la naturaleza.


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—"¿Enfrentamiento bélico"? —cuestionó el hada al soldado que con anterioridad dijo palabras desconocidas —¿Qué es esa cosa? —

Las horas pasaron, y los dos seguían conversando. En el cielo, el crepúsculo no pudo ganar protagonismo ya que una extensa capa de nubes grisáceas le tapaban.

—Es el enfrentamiento entre dos ejércitos a causa de batallas entre los lideres de los pueblos —explicó con las palabras más simples que a su mente llegó.

—Ah, sé lo que es. Es donde los humanos se matan uno a otros por codicia —dijo sin cuidado Yuri, Otabek no respondió, ya que razón tenía —. ¿Por qué participas en esa guerra estúpida? No siento ese deseo en ti —cuestionó el hada, intrigado por la respuesta.

Otabek, tras unos segundos, respondió.

—No lucho para los lideres —dijo con seriedad —. Lo hago por las personas de mi pueblo, que son inocentes de esta pelea; quiero protegerlos para que puedan sonreír —Yuri encontró sinceridad en esas palabras, pero aun así su mal perjuicio hacia los humanos no le permitió detenerse.

—¿Matando a otros?

—Es un hecho que no puedo evitar, si no matamos, nos matan —el hada aún siguió disgustada, esta vez no por Otabek, sus alas comenzaron un vaivén de abro y cierro repetidamente, mostrando su fuerte enojo.

Mientras Yuri maldecía en su mente a aquellos maliciosos humanos, Otabek levantó su mirada al sentir que algo humedo recorrió por su nariz.

—Está lloviendo —comentó mientras que las gotas fueron precipitando más y mas hacia Otabek.

Yuri no escuchó la voz del soldado, en su mente imaginaba lo máas perverso que se le ocurría y pensaba que seguramente, los humanos hacían todo aquello. Dejó su repulsión al notar que en la superficie de la laguna comenzaron a formarse pequeñas ondas sin seguir un patrón.

—Ah, está lloviendo —dijo atrasado, porque la llovizna ya llevaba varios segundos.

—¿Recién te das cuenta? —pregunto Otabek sin poder creerselo.

—No tengo un cuerpo humano para sentir la lluvia —dijo a la defensiva el hada.

—Pero incluso te lo dije...

—C-cállate, estaba pensando en otra cosa —Yuri suspiró por su malhumor conseguido por pensar en la maldad de los humanos, Otabek pudo saberlo por la ceño fruncido en su rostro.

Yuri levantó la mirada y observó el cielo.

—Será una fuerte pero corta lluvia —dijo tras el análisis a las nubes —. Te empaparás si te vas ahora, puedo guiarte a un lugar donde puedes esperar a que cese —ahora posó sus encantados ojos al hombre, dándole a entender que esperaba respuesta.

—Si serías tan amable —pidió el soldado.

Yuri sonrió engreído al recibir la petición con respeto y como si su malhumor anterior nunca hubiese aparecido, Yuri, tras haberse levantado, habló complaciente:

—Sígueme — y tras esas palabras comenzó a dirigirse hacia donde los árboles abundaban mientras que la lluvia continuaba insistente.

Se alejaron un poco de la laguna. Gracias a la gran cantidad de hojas que los cubría metros arriba, no eran muchas las gotas que llegaban al soldado. El hada saltaba entre las ramas con maestría y elegancia, luego se dejaba caer hacia la tierra, y como si una pluma fuese, con sutileza aterrizaba sobre su empeine, y ya sobre tierra seguía dando saltos largos acompañados de lentos giros. Todas estas acrobacias únicas de un ser alado, las disfrutaba maravillado el humano. Varias veces fueron ya las tropezadas que tuvo con alguna raíz sobresalida por seguir pasmado la figura deslumbrante y fina de aquella hada que se movía agitando su cuerpo con atractivo y magia.

Un Amor, Un Secuestro [OtabekxYuri]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz