8. ¡Lleno de dulzura!

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Curiosidades sobre hadas:

Hay muchas diferencias entre las costumbres humanas y de hadas. Por ejemplo, para los humanos, los nombres son irrelevantes, en cambio, para las hadas es de lo más importante, no se lo darán a cualquiera; otro caso es la muerte: a las hadas no les da miedo morir ni se sienten tristes cuando uno de sus hermanos muere, ya que espiritualmente permanecen unidos; no sentirán que los muertos se fueron. Hay fuentes que dicen que las hadas suelen burlarse de los funerales humanos.


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—¿Por qué tardaste? —preguntó Yuri enfadado cuando el humano se acercó.

—Lo siento, cuando terminé de entrenar era muy tarde, pensé que estarías durmiendo y no vine —dijo Otabek mientras tomaba asiento —. Pero no te preocupes, traje lo que acordamos —sonriendo, le extendió un gran, gran frasco de miel.

Yuri en un segundo sacó ese ceño fruncido y comenzó a contemplar toda la miel que tenía el bote. Se levantó animado y miró al humano.

—Comamos —y salió volando hacia un árbol.

Poco tiempo de espera fue la que tuvo que pasar Otabek hasta que el hada descendió a su lado. Colocó una pequeña manta entre ellos y sobre esta puso dos cortas cañas de bambú que usarían de tazas; y dos rocas planas, que eran cuchillos para untar. Yuri volvió a levantarse, Otabek enseguida hizo lo mismo.

—Déjame ayudarte —dijo.

—Entonces pon el frasco sobre el mantel, es muy pesado —aceptó su ayuda dando las ordenes —. Y luego saca la tetera —pidió, mientras señalaba hacia la laguna.

Otabek asintió. Se acercó al frasco y lo puso en el centro del mantel. Ahí fue cuando se dio cuenta de que el hada se había marchado de nuevo, dejándole con la única opción de esperarle.

Se dirigió hacia donde el rubio le indicó que se encontraba la tetera. Recorrió la orilla pero no había señal de fuego. Iba a esperar el regreso del hada hasta que algo en el agua llamó su atención.

—La tetera... —dijo sorprendido.

El dichoso objeto estaba flotando con dificultad en la laguna.  El agua casi cubría por completo la tetera, a excepción de la abertura por donde se metía y sacaba el agua. Otabek se fue hasta la otra punta de la laguna, ya que el recipiente se acercaba lentamente a esa dirección gracias al viento. Cuando ya estuvo a su alcance, metió sus manos dentro del agua para sacar la tetera. El agua estaba en una alta temperatura, aunque no tanto como para quemar al humano, era una calidez ideal para tomar una bebida caliente. Con asombro, se dirigió hacia el mantel con recipiente en manos. Allí pude encontrar al hada aterrizar.

Yuri volvió con los brazos llenos de rosas que dejó caer sobre el mantel.

"Qué lindo detalle" pensó Otabek, sintiéndose especial.

—¿Qué te pasa ahora? —preguntó incomprendido Yuri por los repentinos sentimientos eminentes.

—No es nada —Otabek se acercó al hada.

Yuri le miró atentamente mientras se acercaba, sin disimular sus grandes sospechas. Aunque esto no duró mucho, ya que recordó toda la miel que comería, así que sacó aquel rostro de interrogatorio y, sin cuidado, se dejó caer sobre el mantel. Otabek al llegar le imitó, aunque a diferencia del hada, él no se tiró violentamente contra el piso.

Un Amor, Un Secuestro [OtabekxYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora