—Por ahora todo bien —indica mientras sonríe y mira a Nelson.

Iñaqui es uno de los presentadores de farándula más conocido. Tenerlo de nuestro lado es una gran ventaja. Saluda a Nelson y me hace partícipe en su breve conversación.

—Nelson necesito que me des brevemente unos detalles que preciso conocer y se me pasaron por alto ese día.

—¿Justo ahora? —pregunta inquieto mientras se fija en mí y luego en él.

—Sé que no es el lugar, pero créeme que si no fuese necesario e importante no te lo estaría pidiendo en este preciso momento.

Para no causar incomodidad le digo a Nelson que lo espero afuera y a regañadientes acepta. Ahora que estamos en los preparativos del Fashion Week no se debe descuidar la publicidad del evento, es muy importante.

Acelero el paso hasta llegar a la puerta, al salir consigo soltar todo el aire contenido y es allí que recién respiro con normalidad. La fría brisa me recibe y me doy cuenta que ha empezado a llover. No tengo nada más que hacer que observar los autos que pasan por allí.

Vuelvo a mirar para los costados y arreglo mi chal para que me cubra un poco del frío. Mi cerebro intenta hacerme razonar y me anima a marcharme en el primer taxi que vea. Pero mi corazón y mi cuerpo desean recibir todas las caricias de Nelson. «Estoy seguro que vas a suplicar que te toque más» pienso en las palabras de Nelson y no puedo evitar sonreír. No sé si es el poco licor que ha ingerido a mi sistema que me tiene demasiada osada para no querer moverme de aquí hasta salir en su compañía.

Los minutos pasan y la lluvia no solo es la única que aumenta la intensidad, también lo hacen mis nervios. Huir va a ser mi mejor salida. Me fijo en la carretera nuevamente y al final aparecen unas luces y lo único que me queda es rogar que sea un taxi; creo que es el momento de irme. Al salir de la parte cubierta, la lluvia cae sobre mí y empiezo a empaparme. ¡Rayos!, mala idea. Aun así, me obligo a estar allí sin importarme que me moje, debo conseguir un taxi e irme a la tranquilidad de mi casa. Avanzo un poco más al mismo tiempo que intento cubrir mi cartera de mano. La desilusión me invade cunado me doy cuenta que no es un taxi.

—¡Ay! —grito al sentir unas manos rodearme.

—¿Qué pensabas hacer, Mille? ¿Acaso huías de mí?—pregunta susurrando a mi oído y acariciando con su lengua mi oreja. La muerde y tira de ella. Jadeo ante esa caricia, pero al parecer la lluvia no deja que escuche.

Sin darme tiempo a responder tira mi cuerpo para quedar frente a él, con su mano en mi nuca acerca nuestras bocas. Su lengua atraviesa mi cavidad con calidez. La lluvia cae por nuestros rostros haciendo que sea un beso húmedo y resbaladizo. Su otra mano abarca mi cintura y me aferra más él. ¡Oh Dios! Ni el agua que está empapando mi vestido puede apagar este fuego que empieza a surgir en mi interior. Nuestro beso se intensifica y como puedo lo acerco más a mí, es tan adictiva su boca que me envuelve. Lentamente se separa de mi boca, pero me mantiene pegada a él.

—¿Pensabas irte? —pregunta haciéndose el enfadado —. ¿Sabías que las personas desobedientes merecen castigo? — Doy un salto cuando recibo una nalgada y por consiguiente un apretón en mi trasero.

—¡Nelson! —susurro entre dientes.

—¿Qué pasa amor? —pregunta con dulzura haciendo que me olvide por reprocharle la nalgada.

—Me estoy mojando por favor, suéltame.

Sonríe y me da un beso corto. Me toma de la mano y caminamos con dirección al estacionamiento. Mi estómago empieza a revolucionarse y esa sensación de vértigo y ansiedad aparece, quiero retroceder, pero me lleva bien sujeta a él.

Inesperado IWhere stories live. Discover now