Capítulo 10.

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Jeon Jungkook me dejó en el portalón de mi mansión a las once de la mañana, la hora en la que debería de estar entrando a mi clase de matemáticas avanzadas.

El portero, un chico joven llamado Minjoon, me miró extrañado justo antes de dirigirle una mirada al coche de Jungkook.

—¿Se encuentra bien, señorita?

Asentí en su dirección sin dejar se mirar la ventanilla del coche rojo que tenía delante.

Detrás de mí, el portón de hierro se abrió, y mirando una última vez el coche de Jungkook, caminé rápido hasta llegar a la entrada de mi casa. La ama de llaves hizo una reverencia y me abrió la puerta.

Con total parsimonia avancé por el hall de entrada arrastrando los pies, con los ojos entrecerrados y la cabeza dándome vueltas.

A ver, ¿qué narices acababa de pasar? ¿A caso Jeon Jungkook había insinuado que sentía algo por mí? Aunque fuese un gesto lindo, el hecho de que inmediatamente después de confesarse hubiese dicho que me quería en en su cama, me había dejado más confusa de lo que ya estaba.

Me senté en una de las sillas altas de la cocina y estiré los brazos sobre la encimera. Mi cara golpeó el mármol del mesado y no pude evitar soltar un suspiro.

—¿Aiko, cariño? ¿Eres tú?

Me aclaré la garganta sin moverme un milímetro de mi posición actual y ví a mi madre entrar en la cocina.

—Sí, má—susurré. Ella sonrió, llevándose ambas manos a las caderas—. Me encontraba mal y vine a casa.

—¿Cómo viniste?

Mierda.

—Llamé al chófer—. Que bien mientes Aiko.

—Bueno, pues tu padre y yo acabamos de llegar de una reunión. Sube a tu habitación si quieres, por la noche tenemos que ir al concierto—volvió a sonreírme abiertamente e hizo ademán de marcharse, pero en el último momento se giró hacia mí frunciendo el ceño—. ¿A que no sabes lo que vimos tu padre y yo en la carretera cuando veníamos de la reunión?

—No, má. Si no me lo cuentas no lo puedo saber.

Mi madre ignoró mi comentario y sonrió de oreja a oreja.

—Vimos una escena super romántica. Al parecer había dos chicos de tu edad discutiendo en un coche y se pararon en medio de la carretera. La chica bajó del coche, ¡y estaban en medio de una carretera! Qué loca—se rió haciendo un gesto con las manos. Volvió a mirarme y abrió los ojos ilusionada—. Y adivina. ¡El chico se bajó, corrió hasta ella y justo la salvó de que un coche se la llevase por delante!

Oh, mierda. Dime que esto no está pasando.

—¡Y para culminarlo todo, el chico la besó!

Sin poder evitarlo me empecé a reír ante lo cómico de la situación.

Mi madre y mi padre nos habían visto a mi y a Jungkook. ¡Y no sabían que había sido yo la loca que se bajó en medio de la carretera!

Mi madre se rió conmigo.

—Qué juventudes. ¿Por qué no te buscas tú un chico que haga esas cosas por ti?

Volví a reírme y miré a mi madre, negando sutilmente.

Si tú supieras, mamá.

Mi madre se despidió de mí y desapareció por los pasillos de la casa. Mientras tanto, yo decidí subir a mi habitación y tirarme en cama.


—¡Aiko!

—¡Tae!

—¿Es verdad que le has vomitado encima al hijo del juez Park?

pianist ♨ j.jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora