20. La hoja

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Empujo la puerta de madera y mi corazón se detiene por una milésima de segundo, Anne tiene su vista fija en una hoja y una pluma en la mano, me acerco cautelosa y Kim se queda a unos pasos de mi.

-Anne... ¿qué sucede?-La nombrada levanta su cabeza y mi mundo se derrumba, la mujer fuerte y alegre que siempre busca una salida se ha evaporado. Sus ojos están cristalizados por las lágrimas, su mano comienza a temblar y cubre su rostro dejando caer la hoja de papel que se desliza sobre el suelo hasta mis pies.

Mi respiración se vuelve pastosa, densa, un mal presentimiento invade mi cuerpo cuando levanto la hoja, comienzo a leer en voz baja y entiendo todo.

Es una autorización para desconectar a Logan.

-¡No, no puede ser!

-Sam, necesito que te calmes.-Kim intenta abrazarme pero no puedo dejar de moverme de un lado a otro.

-Logan no puede... él no...-las lágrimas nublan mi visión y comienzo a marearme, una ola de calor invade mi cuerpo, mis piernas flaquean y caigo al suelo de rodillas.

Recuerdos pasan por mi mente como una vieja película de terror, cada uno me lastima más que el otro. Mis párpados se cierran y mis oídos se bloquean como si estuviese bajo el agua, no quiero aceptarlo, no puedo hacerlo. Siento mi garganta quemar y todos mis músculos convertirse en gelatina.

No puedo contener mis sollozos, ya no seremos los tres mosqueteros, ya no tendré una parte de mí.

Kim se acerca a mi de nuevo y esta vez no me niego a su abrazo, lo necesito, más que nunca.




Una semana más, es todo el tiempo que quiso Anne antes de firmar la autorización. En un principio me pareció una locura, muy poco tiempo, hasta que consideré la posibilidad de que Logan esté sufriendo. Quizás estar en coma implique sentir todo y no poder decirlo, también he pensado en que, tal vez la razón por la que no despierta es porque no quiere, esa es la peor de todas. Pero que tal si es cierto, estaríamos forzándolo a quedarse, le estaríamos haciendo daño.

-Sam, necesitas comer.-suspiro-hace mas de una hora estamos sentadas frente a frente en la sala de su casa. Mi plato sigue repleto de comida como cuando Kim lo puso frente a mi, no tengo hambre, desde que Anne tuvo esa conversación con los médicos me siento en otra sintonía, como si estuviese en una cuenta regresiva. Quisiera poder detener las agujas del reloj y volver el tiempo atrás para decirle a Logan que no juegue ese maldito partido.

-Kimber...

-Kimber nada, necesitas comer algo, solo un poco ¿sí?.

-No tengo otra opción...-Termino comiendo todo, después del primer bocado mi estómago liberó al animal que llevo dentro.

No quise quedarme más tiempo así que después de comer me despedí. El camino a casa duró menos de lo que esperaba, casi no me di cuenta de cuando llegué a mi cuarto. Mi cuerpo se desploma sobre la cama sintiéndose más pesado que nunca, dos días, desde que Anne pidió una semana, dos días que no duermo bien y casi no como, dos días mas cerca de que Logan... ni siquiera puedo pensar en decirlo.

Me quedo unos minutos despierta mirando el techo de mi habitación hasta que el cansancio acumulado de dos días gana y logro conciliar el sueño.


Siento una presión en mi hombro dercho y casi al instante una ola cargada con perfume varonil llega hasta mi nariz haciendo que mi cerebro despierte y comience a funcionar, mantengo los ojos cerrados y escucho atentamente.

-Sam... Samantha.-Reconozco la voz rasposa de Alex siendo apenas un susurro. Abro los ojos con sorpresa y me incorporo quedando sentada, el castaño de ojos verdes tapa mi boca asustado y vuelve a susurrar que no grite, su aliento mentolado acaricia mi piel haciendo que mis músculos se tensen. Logro relajarme lo suficiente para que quite su mano de mi boca y se aparte un poco.

-¿Qué haces aquí?.-Alex se sienta en el borde de la cama y me observa, una sonrisa tímida se forma en sus labios.

-Vine a buscarte.

-¿A buscarme para qué?.-Aparto la vista de Alex para mirar mi celular-¡Y a esta hora!.-Alex vuelve a cubrir mi boca con su mano haciéndome callar.-Lo siento.-Digo apenada cuando aparta su mano.

-Sé que ya es un poco tarde, pero tengo una sorpresa para ti y necesito que vengas conmigo, puedes venir de pijama si quieres, de igual manera siempre te vez hermosa.-Sineto mis mejillas caliente y niego con la cabeza.

-Alexander Roost, estás completamente loco.

-Quizás solo esté loco por ti.-Se encoje de hombros y comienza a caminar hacia la ventana otra vez.-Esperaré afuera hasta que te cambies.-Y sin decir más se va.

Cubro mi rostro con las sabanas y un doy un gritito de alegría, realmente no puedo creer que todo esto esté pasando. Salto de la cama y busco ropa lo más rápido que puedo, elijo unos shorts de jean y una blusa sencilla, peino un poco mi cabello y lo dejo suelto y una vez lista bajo cuidadosamente por el balcón.

Mariposas en el estómago, creo que eso describe un poco de lo que siento en este momento, nos dirigimos a... no se a dónde nos dirigimos, llevamos unos minutos en la carretera, el paisaje nocturno es cada vez más lindo, cuanto más nos alejamos de las luces artificiales de la cuidad más definidas y hermosas se ven las estrellas.

Siento un gran presión en el pecho, nunca hice nada como esto, salir tan tarde y además con un chico, debo admitir que estoy sorprendida de mi misma.

Enciendo la radio y encuentro una melodía relajante, intento con todas mis fuerzas seguir el ritmo pero unos minutos más tarde me quedo dormida sin darme cuenta.



Desde Mi BalcónWhere stories live. Discover now