19. Una pequeña historia

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Mis pies golpean el suelo y el eco que resuena en los pasillos marca el compás de mis pisadas irregulares, el aire se siente caliente, pequeñas gotas saladas se deslizan por mis mejillas nublando mi visión.

Empujo con las dos manos las puertas de entrada y comienzo a caminar por la vereda, varias miradas interrogantes me escudriñan como si fuese un bicho raro pero no me interesa, ya poco importa.

Cubro mi cabeza con la capucha de mi sudadera sintiéndome expuesta. Camino unos minutos que se convertirten en horas hasta llegar a un parque apartado de la ciudad. Recorro todo con la vista, hay niños por doquier jugando con sus familiares o amigos, no hay ni uno que no esté riendo o sonriendo.

Me acerco a un gran árbol ubicado en el centro del parque y me siento en el suelo, estoy literalmente rodeada de personas, entonces ¿por qué me siento tan sola?.

Estiro mis piernas y hundo mis manos en el césped mientras observo como un niño juega con arena, estoy tan concentrada que ni siquiera me doy cuenta cuando un señor mayor se sienta a mi lado. Me sobresalto cuando deja su bastón de madera entre nosotros, él comienza a reír y yo igual. Parece agradable, su cabello completamente blanco y su piel marcada por las arrugas.


—No necesito ser adivino para saber que esas lágrimas no son de alegría.—su voz es suave y ronca a la vez, mantiene su vista al frente cuando habla, es extraño, soy consciente de que no debería hablar con desconocidos pero por alguna razón este hombre me inspira confianza.


Suspiro buscando las palabras correctas—Digamos que, estos meses no han sido los mejores.


—Entiendo, hace poco pasé por lo mismo, días difíciles..—suspira y yo asiento mirando mis manos—Te contaré una pequeña historia.

Hace un tiempo en esta tierra había una mujer, hermosa, delicada y sublime, la más preciosa que te puedas imaginar. Recuerdo que un día la vi pasar por mi lado y me tembló hasta el alma de solo percibir su perfume... Con su cabello ondeado y sonrisa honesta. Un ángel de vestido verde y ojos color miel. A partir de ese día, fui cada miércoles a la misma hora a la biblioteca solo para verla estudiar. Un día dejé una nota en su libro, fue el trozo de papel mejor gastado de mi vida... Esa mujer se convirtió en mi novia, mi prometida y luego fue mi esposa por más de treinta años hasta que una enfermedad me la quitó. Tuve que aceptar que hasta la flor más bella se marchita.

Por primera vez levanto mi cabeza y lo miro a los ojos y él continúa hablando.—Muchas veces sentimos dolor, cuando de niños caemos por jugar en el parque, o porque un amor utópico nos rompe el corazón. Nos acostumbramos, nos adaptamos y seguimos adelante, ese es el precio que hay que pagar. Pero, hay dolores que duelen más que otros, que cavan más profundo. Dolores que nunca se pierden.—sonrío con tristeza—Eres joven, pasarás por una montaña de sentimientos a lo largo de la vida, pero debes aprender a soltar, convertir ese dolor en experiencia y recordalo con nostalgia para poder sanar.

Las palabras quedan flotando en el aire como partículas, mi cuerpo se siente más liviano, como si cada oración que acabo de escuchar haya sido como una caricia emocional.

El sol comienza a ocultarse y tengo que despedirme para llegar a casa antes de que anochezca, camino a casa contesto los mil mensajes de Kim regañandome por haberme ido sin avisar por tanto tiempo.

Las luces de la entrada están encendidas por lo que deduzco que mamá está en casa, me equivoco. Una hoja de papel descansa en la mesa de la cocina con una caligrafía perfectamente hecha con pluma negra, mamá tuvo que irse por una cena de trabajo, genial, otra vez cenaré sola.

Subo a mi habitación para cambiarme de ropa, enciendo la luz y cierro las cortinas. Logro cambiar mis jeans gastados y sudadera por una de las camisetas de Logan que hay en mi armario.

Otra vez en la planta baja tomo el teléfono de la cocina para pedir pizza, comienzo a marcar el número cuando el timbre suena, dejo el teléfono en su lugar y abro la puerta.

¡¡SANTO DIOS Y YO EN ESTAS FACHAS!!

—¿Alguien pidió pizza?—Alex levanta las cajas que trae en su mano—también traje helado y un montón de dulces que espero te gusten.—Puedo sentir como las facciones de mi rostro se contraen al máximo. ¿POR QUÉ TIENE QUE APARECERSE CUANDO NO ESTOY HERMOSA?—Sam si no quieres cenar conmigo yo pued...


—¡NO!, claro que quiero, es solo que no me lo esperaba.—Abro un poco más la puerta para que Alex entre, deja todo sobre la mesa y nos sentamos en el suelo.

—¿Cómo sabías que estaba sola?-Alex se ahoga con su bebida y comienza a toser.

—Yo... no, bueno... es que viene en la tarde y no estabas, así que le pedí a tu madre que abriera las cortinas de tu habitación.

—¿Por qué diablos tu le...?

—Con las cortinas abiertas puedo ver cuando la luz se enciende, le pedí que las abriera para saber cuando llegaras.—Se encoje de hombros y sigue comiendo.

Abro mi boca con sorpresa.—Dijiste que viniste en la tarde...

—Así fue.

—Pero solo tardaste unos minutos en venir desde que encendí la luz de mi habitación...

—Lo sé—Levanta su mentón con orgullo.

—¿Alex, estuviste no se cuantas horas mirando hacia mi ventana hasta que encendí la luz?—Tengo que admitir que tiene más pasta de acosador que yo.


—Sí, bueno no... es que... ¡quieres dejar de cuestionar mis métodos!—Comienzo a reír y levanto mis manos en señal de paz.

—Tranquilo vaquero, solo queria saber.

—Menos sabe Dios y perdona. Ahora come.—me señala con el trozo de pizza que tiene en su mano.

Y así se pasó mi noche, entre risas y conversaciones sin sentido. Me gusta poder ver este lado de Alex, donde no se muestra serio o frío como el despiadado capitán del equipo que sólo quiere ganar y tirarse a las más lindas de la escuela. Todavía no se qué somos, estoy segura de que ya no somos amigos, pero tampoco somos algo más, dijo que quería hacerme feliz y realmente lo está logrando pero ninguno ha querido etiquetar nuesta relación. Admito que estar en este limbo no me hace sentir tan segura pero puedo vivir con eso, Alex me hace feliz, y eso es lo que importa.






Pero la felicidad nunca es completa.

Desde Mi BalcónWhere stories live. Discover now