5. Mala Idea

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Después de pensar toda la noche en planes para olvidarme de Alex, llegué a la conclusión de que nunca podré olvidarlo mientras lo siga queriendo. Por eso, el único plan que llevaré a cabo será el de ignorarlo, así como hace él conmigo. No más stalkearlo por twitter, basta de poner alarmas para cuando llega de entrenar, se terminaron las visitas nocturnas para acariciar su cabello mientras duerme... estoy jugando, eso último no.

Termino de atar los cordones de mis New Balance y bajo las escaleras mientras me hago una cola alta en el cabello.

—Hola mamá.— le doy un beso en la mejilla y tomo mi botella de agua.—¿Almorzamos juntas?—pregunto antes de salir de la cocina y sigo mi camino cuando ella asiente. Cierro la puerta principal y comienzo a caminar lento mientras busco música para entrenar, aunque sea fin de semana me gusta hacer ejercicio, es uno de los pocos momentos del día que puedo olvidarme de todo y pensar solo en mi.

El sonido de una puerta cerrándose llama mi atención y desvío la mirada de mi celular buscando el sonido... mala idea. Alex está parado en la entrada de su casa con la vista en su teléfono y auriculares en sus oídos, lleva ropa deportiva y su cabello despeinado. Se ve tan malditamente lindo que mi estómago duele. Me quedo tan embobada viéndolo que cuando levanta su mirada se encuentra con la mía que lo mira descaradamente, una sonrisa se forma en sus labios y levanta su mano en forma de saludo, mi mente queda en blanco por un lapso de tiempo pero cuando da un paso hacia adelante mis instintos de supervivencia florecen y salgo corriendo, sí, literalmente salí corriendo. Estoy tan molesta, parece absurdo que solo hayan pasado unas horas desde que decidí ignorarlo y desde entonces no he dejado de pensar en él, y ahora no solo lo veo sino que es amigable conmigo.

Cuando creo estar lo suficientemente lejos bajo la velocidad y me mantengo en un trote ligero hasta que llego al parque. Vengo aquí desde pequeña, antes de que mi padre se fuera venía con él, luego comencé a venir sola.
Me siento en el suelo apoyando la espalda contra un árbol y me quedo mirando a una niña jugar con su padre. Una sonrisa triste adorna mi rostro cuando me veo reflejada en ella, así solía ser mi situación. ¿Me vería tan feliz como ella?, una lágrima se desliza por mi mejilla y la limpio con rapidez sabiendo que ya es hora de irse. Tomo mi botella, ahora vacía y comienzo a caminar lento de regreso a casa. Por alguna razón siento un vacío que antes no tenía, me siento cansada, y sé que no es por el ejercicio.

Dejo de mirar mis pies y levanto la cabeza para mirar el cielo cuando algunas gotas caen sobre mi, no acelero el paso, ni siquiera intento cubrirme aunque sé que podría enfermarme. No se cual es el motivo, pero ahora lo único que tengo claro es que no quiero llegar a casa. Camino unas cuadras más y retomo el trote hacia la casa de Logan, necesito hablar con mi terapeuta.

Estoy tan distraída con mis pensamientos que cuando doblo en una esquina choco con alguien y caigo al suelo, muerdo el interior de mi mejilla por el dolor combinado con enojo y tomo la mano que me ofrece el causante de mi caída. Tira de mi brazo y logro pararme encontrándome con su perfecto rostro, no puede ser.

—Lo siento, no te vi—si no deja de sonreír así me voy a lanzar sobre él y lo besaré hasta que mis labios se gasten.

—Descuida, yo también venía distraída.—Mi respiración es irregular, y tenerlo cerca no ayuda.

—¿Quieres que te acompañe a tu casa? voy de regreso.

Mi mente trabaja a mil por segundo, mi primer impulso fue decirle que sí, pero luego recordé que no quiero llegar a casa, y que él es el mismo idiota que estaba en la piscina con Janet hace menos de veinticuatro horas.

—No gracias, no voy para mi casa.—Mi voz sale un poco vacilante, pero él no se da cuenta. O eso quiero creer...

—¿Y dónde irás?— la curiosidad en su voz me incomoda y me pone más nerviosa. Quiero gritarle que no le incumbe, pero mi mente sigue teniendo grabada la escena de ellos en la piscina, y las palabras simplemente salen de mi boca.

—Iré a ver a mi novio.— Respondo molesta, se que es un error y un acto de inmadurez pero verlo con Janet hace que quiera estrangularlo. Su rostro cambia tan rápido que me da miedo, es un segundo y vuelve a poner una sonrisa en sus labios, pero esta vez, se nota a kilómetros que es fingida.

Me despido dejándolo inmóvil y comienzo a caminar lento hasta perderme en la siguiente esquina, aumento la velocidad, puedo sentir como la adrenalina corre por mis venas, más rápido y ya estoy trotando, pero no es suficiente para aplacar mis nervios y termino corriendo como cuando vi a Alex por primera vez en este día. Llego a la casa de Logan en minutos y con mi mano hecha puño golpeo la puerta tan rápido como mis músculos me lo permiten. Un adormilado Logan abre la puerta en boxers negros, sólo boxers negros... (emoji pervertido). Con una mano sostiene la puerta y con la otra frota su ojo derecho. Se ve como un niño, lindo, marcado y sensual niño adormilado... grrr

Entre abre sus labios para decir algo pero lo interrumpo.

—Necesito... tu... ayuda.—Hablo entre respiraciones y entro a la casa sin pedir permiso, cuando estoy dentro me doy la vuelta y veo que Logan sigue sin cerrar la puerta, pero esta vez ya no tiene cara de dormido, su semblante es serio, casi molesto. Frunzo mis cejas y me acerco de nuevo a la puerta para ver hacia donde él está mirando. Mi corazón da un vuelco y mi estómago se encoje al ver la espalda de Alex alejándose en la lluvia.

Desde Mi BalcónWhere stories live. Discover now