14. Especial Alex

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Narra Alex


Luego de que una enfermera nos dijera que la hora de visitas había terminado nos despedimos de la mamá de Logan y salimos de la habitación.

Estas semanas han sido las mejores que he tenido, los nervios de estar cerca de Sam han descendido ya que paso la mayor parte de mi día con ella. Soy como su chofer personal pero me encanta serlo, poder verla despeinada en la mañana, o dormir en el auto cuando tuvo un día ocupado, lo que más me gustan son las charlas que tenemos, Samantha es una persona muy interesante y divertida, además sabe escuchar y siempre responde con sinceridad.

Caminamos juntos hasta la entrada y cuando salimos veo como Sam rodea su cuerpo con sus brazos. Sin pensarlo me quito la chaqueta y se la pongo en los hombros, ella me sonríe y se adelanta un poco, no puedo evitar sonreír al verla, se ve adorable y aún más pequeña con mi ropa puesta. Le quito el seguro al auto y ambos subimos, apenas arranco Sam se pierde mirando por el cristal, no me sorprende ya que no es la primera vez que la veo hacer eso, aprovecho para mirarla de vez en cuando. Estaciono frente a su casa y apago el motor, ni siquiera se da cuenta de que hemos llegado. Me quedo unos segundos viendo como muerde su labio inferior, hasta comienzo a sentirme como un acosador.


—En qué estará pensando esa cabezita...—Rompo el silencio sin querer que se sienta incómoda. Sam gira su cabeza sorprendida y mi sonrisa se ensancha.

—Yo... es que... estaba...

—Necesitas relajarte un poco.—Le digo con simpleza intentando reducir sus nervios, ella suspira frustrada y mira sus manos. Se ve linda cuando frunce su nariz.

—Gracias por traerme, de nuevo.—Responde sin mirarme

—Es un placer.—Digo sin dejar de sonreír.

—Entonces nos vemos mañana entonces.—Las palabras salen tan rápido de su boca que no me da tiempo a responder. Sam se baja del auto y apenas cierra la puerta corre hacia su casa. Me quedo inmóvil unos segundos viendo como se aleja y un impulso hace que me baje tras ella. Ni siquiera se por qué lo hago, solo se que quiero hacerlo. Subo los escalones de la entrada sin hacer ruido y muerdo mi labio para no reír cuando la escucho gruñir cuando se le caen sus llaves al suelo. Me inclino y las levanto antes que ella.—Creo que necesitas ayuda.—Agito las llaves un poco y las levanto cuando intenta quitármelas. Abro la puerta por ella y le devuelvo las llaves. Sam se queda viéndome apoyada en el marco de la puerta y me pongo un poco nervioso. Sus ojos me miran con una seriedad tan profunda que me hace sentir escalofríos.


—¿Por qué haces esto?—Sus palabras me desconciertan y no se que responder.


—¿Qué significa "esto"?— hago comillas con mis dedos para que sea más específica.

—Ser lindo conmigo...—Habla en voz baja.

—Yo...—miro a un costado costado y rasco mi nuca nervioso, siento que todo mi sistema está en luz roja, no se que decir. Dile que te gusta estar a su lado. Dile que sientes algo por ella desde que son pequeños....creo que eso es lo correcto, digo somos vecinos, cualquiera haría lo mismo ¿no?—Eres un maldito cobarde Alexander.

Su rostro es desilusión pura, mi pecho se oprime pero no puedo decirle lo que siento. ¿Cómo explicas algo que ni siquiera tú entiendes? Nunca estuve en una relación seria, nuca me involucré de esa forma. Las chicas simplemente vienen a mi sin sentimientos de por medio, pero con Sam siempre fue diferente. Desde que la vi por primera vez en el cumpleaños de Tayler, traía un vestido amarillo que llegaba hasta sus rodillas y su pelo atado en una trenza, llamó mi atención al instante. Recuerdo que estuve todo el cumpleaños molesto porque Connor se adelantó y comenzó a jugar con ella. Estaba tan celoso que no me moví de mi asiento hasta que fue hora de irnos.

Desde pequeño me cuesta demostrar cariño, nunca fui un chico amigable con los demás, siempre fui distante y frío, en el fondo creo que tengo miedo a ser lastimado, he visto como muchas personas sufren al ser engañados o no correspondidos y estoy seguro de que no quiero eso para mi, ser débil y vulnerable, siempre he creído que enamorarse es darle todo lo necesario a una persona para que te destruya confiando en que no lo hará, por eso me convertí en un Playboy. Soy consciente de que juego con las chicas, en mi defensa desde el principio ellas saben en qué se meten. Siempre me manejé de la misma forma, sin sentimientos de por medio, pero Sam ha sido mi excepción. 

A medida que fuimos creciendo perdí contacto con ella, nunca tuve la oportunidad de hablarle, mi reputación en la escuela no ayudó mucho. De todos modos siempre he estado al pendiente desde la distancia, tengo informantes por toda la escuela, muchas chicas están dispuestas a hacer lo que sea por un poco de mi atención, lo sé, suena demasiado perverso, utilizar personas para que sean mis espías, pero es lo único que me hace sentir cerca de ella.

En estas semanas pude conocerla desde otra perspectiva, vi su lado mas puro y vulnerable, todas esas veces que abrí la puerta de la habitación y ella estaba dormida sosteniendo la mano de Logan, o cuando la llevé a comer y pidió la hamburguesa mas grande que había. No lo sabía hasta hace unos días, cuando la vi sonreírle a un niño, Sam comenzó a hacer muecas y el pequeño pellizcó sus mejillas, verla intentando parecer enojada, arrugando su frente y nariz hizo que mi estómago se contrajera, después de eso, cuando subimos al auto y comenzó a tararear mi canción favorita sin darse cuenta, supe que me gustaba estar a su lado. He sido un imbécil al intentar distraerme con otras chicas solo para no aceptar lo cobarde que soy al no decirle que siento algo por ella.

—Claro, cualquiera lo haría.—Su voz es rasposa, como si las palabras no quisieran salir de su boca. Fuerza una sonrisa que me rompe a la mitad y se despide con un simple adiós antes de cerrar la puerta suavemente.

Al instante levanto mi mano hecha puño pero antes de golpear la puerta me detengo, suspiro rendido, una mezcla de tristeza y enojo me invade causando una sensación horrible en mi pecho.

Regreso al auto enojado conmigo mismo por ser tan cobarde, recuerdo la noche de la fiesta de Kylie, Connor dijo que haría lo que yo nunca pude, que enamoraría a Sam, pero eso no fue lo que me hizo reaccionar de esa forma sino el que dijera que luego la trataría como una más de las tantas zorras con las que ha estado, le rompería el corazón. Imaginarla sufriendo hizo que perdiera el control por completo. Es una persona única, la más transparente que he conocido, cuando sale tan apurada de su casa que olvida peinarse, o cuando se sonroja cuando se da cuenta que la observo, podrías saber absolutamente todo lo que le pasa solo con verla a los ojos.

Arranco el motor y avanzo dispuesto a hacer hasta lo imposible para cuidarla, es  necesito decirle lo que siento para poder cuidarla, Sam es demasiado especial como para dejarla ir. Necesito hablar con ella, pero no como la noche que entré por su ventana, esta vez lo haré bien, sin la ayuda del alcohol o de alguien más, esta vez seré solo yo y lo que siento.

Desde Mi BalcónWhere stories live. Discover now