55. Aprender a perdonar

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- Puede que tengas razón – Lexa suspira, dejándose abrazar de nuevo por la rubia.

- Yo siempre tengo razón Woods – levanta una ceja al separar el abrazo, esta vez de manera altiva, haciendo reír a Lexa.

- ¿Me perdonas por lo de anoche? – pregunta haciendo un puchero, recogiendo con la mano los restos de sus lágrimas.

- La verdad es que me dejaste con muchas ganas de ver cómo te comías el postre que elegiste – sonríe mordiéndose el labio a la vez que pone esa mirada felina que enloquece las hormonas de Lexa.

- Sabe inspectora Griffin, aún tengo un ratito antes de irme hacia el local, y tenía pensado darme una relajante ducha – su sonrisa socarrona hace aparición dejando de lado las lágrimas, mientras acerca su rostro hacia el cuello de Clarke, dejando un sensual y húmedo beso - quizá le apetezca compartirla conmigo y así puedo compensarle la noche de ayer – susurra en su oído, poniendo esa sensual voz que hace temblar cada terminación nerviosa de la rubia.

- Me gusta tu manera de pensar Woods – sonríe ladeando un poco más su cuello, dejando que Lexa lo recorra con su lengua, soltando un gemido al notar los dientes de la castaña sobre su piel – Joder Lexa, tu capacidad de calentarme cada día me sorprende más, hace un momento quería matarte y ahora solo quiero... - nota como Lexa sonríe sobre su cuello al escucharla gemir, y agarra su rostro para besarla con ganas – vamos arriba, no quiero hacerte llegar tarde.

- Oh cariño, hay cosas por las que merece la pena llegar tarde – entrelaza sus dedos volviendo a besarla, y ambas se dirigen rápidamente escaleras arriba a darse esa relajante ducha conjunta, dejando que el agua y sus cuerpos se lleven toda la tensión vivida.

*****

La inauguración de Infinity, el restaurante de Lexa, está yendo de maravilla, infinidad de celebridades y personas importantes de la ciudad de Nueva York cenan alegremente entre las luces, las mesas y los platos típicos españoles que corren de arriba para abajo. Los nervios de Lexa se van disipando según pasan los minutos, sobre todo cuando ve como los comensales cierran los ojos complacidos al degustar las exquisiteces que les van sirviendo. Ella misma se encarga de ir mesa por mesa charlando y preocupándose porque todo esté al gusto de sus nuevos clientes, así como recibiéndolos en la puerta para dirigirles a su mesa, y en una de sus rondas, observa como Clarke entra acompañada de Octavia, Raven, Niylah, Harper, Anya, Luna y Abby, la madre de Clarke, la cual adora a Lexa desde el primer momento en el que la rubia las presentó. Se acerca hacia ellos y entonces sus ojos se abren como platos al ver a otras dos personas salir de detrás de sus amigos, dos personas que no espera y que provoca que acelere sus pasos y se acerque más rápido hacia ellos.

- ¡Qué hacéis aquí! – exclama abrazándose fuertemente a ambos, completamente feliz por volver a ver a dos de las personas más importantes de su vida.

- Cariño, no podíamos perdernos esto por nada del mundo, tu reina ha venido para verte conquistar Nueva York – Dani le da un fuerte beso en la mejilla, mientras Lexa ríe por su comentario.

- Eso es cierto Lexa, además de que te echamos muchísimo de menos, Barcelona ya no es lo mismo sin ti, así que nos enteramos de tu nueva aventura y Clarke nos ha ayudado a estar hoy aquí - Ontari la mira sonriente y Lexa desvía sus ojos hasta su despampanante novia, acercándose a darle un intenso beso.

- Eres la mejor, gracias cariño – le guiña un ojo y Clarke no puede más que sonreír al ver a su novia feliz.

- Ha sido un placer, ya te dije que estarías rodeada de toda la gente que te quiere – sonríe devolviéndole el beso, sin importarle tener todas las miradas sobre ellas.

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