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Los gemidos y jadeos de Lexa han inundado y resonado por las paredes de su despacho durante un largo rato mientras se deshacía en el placer más caliente y absoluto que la lengua de Clarke le estaba proporcionado. Desde luego Clarke ha vuelto a su vida con muchas ganas, parece mentira que aquella tímida rubia que conoció hace ya tanto tiempo en el G lounge, se haya convertido en esta alocada e insaciable rubia que nunca se cansa de beber de ella. Y eso inevitablemente le encanta, le encanta la idea de tenerla de nuevo con ella, de poder disfrutar de su rubia no solo físicamente, si no también sentimentalmente, porque nunca ha estado tan segura de sus sentimientos como ahora. Quiere a Clarke, la quiere con locura, la ama, la adora, y cada vez tiene más claro que quiere todo lo que Clarke le ofrece para el resto de su vida.

Y todos estos pensamientos rondan su cabeza mientras se acomoda la ropa después del arranque de pasión de la rubia, que la mira embobada mientras acaba de abrocharse el botón de su pantalón.

-         Me gusta tu despacho, es acogedor – comenta Clarke riéndose.

-         Bueno...suelo tenerlo más ordenado, pero cierta rubia ha decidido que lo que había en mi mesa queda mejor sobre el suelo – se acerca a ella con esa sonrisa socarrona de lado que tanto le gusta poner, rodeando la cintura de Clarke con su brazo.

-         Me gusta más así, aunque aún me gusta más la imagen de una castaña de ojos verdes abierta de piernas para mí sobre esa mesa – suelta con su voz jodida y eróticamente ronca, mordiéndose el labio mirando fijamente los labios de Lexa.

-         Clarke, por favor... - Lexa no puede evitar dirigir su mirada a esos tentadores labios – controla a tus hormonas porque son expertas en revolucionar a las mías y de verdad que necesitamos hablar con la mente fría.

-         A tu lado no puedo sentir nada frío Woods – se acerca a sus carnosos labios y le muerde el labio inferior atrayéndolo hacia ella, haciendo que Lexa suelte un suave y excitado gemido.

-         Eres muy mala Griffin, pero lo digo en serio, necesitamos hablar – la mira fijamente a los ojos, y la rubia vuelve a perderse en esos profundos ojos verdes.

-         Está bien... - y Clarke por un momento siente miedo, siente miedo de lo que Lexa vaya a decirle, le acojona la idea de perderla de nuevo, le aterra la idea de que todo vuelva a salir mal, el escudarse en sus cuerpos y no pensar en nada más le sigue pareciendo una mejor idea, aunque sabe que tarde o temprano tienen que mantener una conversación, pero esperaba que fuera más tarde que temprano y a Lexa se la ve muy decidida a no alargarlo más.

-         Anda vamos – la ex camarera entrelaza sus manos y la mira con una sonrisa, a lo cual Clarke responde de la misma manera, y cogiendo sus cosas, salen sigilosamente del despacho para no ser vistas, hace un buen rato que han dicho que se iban y no quieren ser pilladas por las amigas de la rubia, sobre todo por Octavia.

*****

Una vez en casa de Lexa, dejan sus cosas en el sofá de ésta, y después de saludar efusivamente a las pequeñas Katniss y Beckett, que reciben a Clarke como si ya la conocieran de toda la vida, se dirigen a la parte de arriba. Según Lexa, ya que hay que hablar, primero tienen que ponerse cómodas. La ex camarera le deja una camiseta ancha a modo de camisón a Clarke y ella se pone su cómodo pijama de verano de Stitch, de la película de Disney Lilo&Stitch.

-         Veo que hay cosas que no cambian – comenta divertida Clarke al ver el atuendo de la castaña.

-         ¿No te parece sexy? – menea el trasero cubierto de decenas de bichejos azules hacia ella y Clarke estalla en carcajadas.

Adicción ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora